sábado, 24 de mayo de 2014

Reading is sexy, pero a mí me pone más...

Por Flanny, el maricón


… una buena alfombra de pelo.


Sí, yo ya me descubro totalmente. Por si acaso quedaba alguno que no lo sabía, soy de los que piensa que, donde hay pelo, hay alegría. Y en mi caso, un buen empalme.

Atrás quedó la época del metrosexual, ese ser inefable que se afeitaba/depilaba el pecho, el estómago, las piernas, los brazos, la espalda, el vello púbico, las cejas, las patillas, las nalgas y, si me apuras, hasta el agujero del culo. Vaya, un tío que le caía una gota de sudor en la sien y hacía carrera para llegar al tobillo.


El pelo es sexy. El pelo es bonito. El pelo es masculino. Bien poco me importa que no sepas hacer la o con un canuto mientras tu pecho sea hirsuto (soy muy muy muy muy muy muy muy muy superultrahipermegamaxifan de esta palabra, intentaré usarla unas cuantas veces). Porque no hay nada más sexy que un pecho con su pelo –ya que nos ponemos, oscuro, aunque no le haré muchos ascos a un pecho pelirrojo- y su sombra capilar.

Pasar la mano por un pectoral con vello es una sensación indescriptible. Pasar la mano por un pecho depilado no es acariciar, es “dar cera, pulir cera. Y aunque no tengas mucho. Un pecho natural siempre será mejor que uno Gillette.


Que, a ver, tampoco estoy hablando de pelo rollo Chewbacca en La Guerra de las Galaxias, eh? Que hay alguno que para comerle el rabo tienes que hacer expedición a lo Indiana Jones y tampoco es agradable.


En el término medio está la virtud. El pecho puede tener más libertad de crecida. Y las piernas y los brazos, también. A mí, en mí, no me gusta ningún pelo en la espalda y pongo remedio para los 4 pelos mataos que la naturaleza y la genética me han incrustado encima del culo. Pero vaya, ahí ya cada cual. He conocido a una persona a la que le gusta que le meen dentro del culo. Así que seguro que hay gente a la que el pelo en la espalda nivel hacerle trenzas le ponga muy pálot.


Sin embargo, esto cambia cuando hablamos del vello púbico. Vello público para algunos, que son de lo más suelto y a la que le dices dos cosas, ya te están enseñando su varita mágica. Pero no me quiero desviar por esos derroteros.


Chicos, el tamaño importa, como me preguntaban aquí –llevo también tiempo queriendo linkear a un post antiguo mío, así que hoy estoy cumpliendo mis sueños más lúbricos en lo que a escribir se refiere–, y hay veces que la genética no nos regala un tamaño digamos excesivamente vistoso. Para que parezca más presentablehay truquitos. El más claro, desde mi punto de vista, es el de un buen recorte. “Cuando no hay arbustos, el árbol parece más grande”.

Así que pelotas afeitadas, que por ahí tiene que pasar la lengua, tronco del pene a cero (porque también pasan la lengua y los labios) y en cuanto al matojo… Pues con un par de centímetros (si tenéis buena mata) es suficiente. Incluso con uno y medio.


Porque el pelo nos gusta. Cada día a más gente. El pelo es sexy (lo sé, me repito, pero es que es verdad).

Aunque, bueno, si un hombre hirsuto me recibe en calzoncillos y leyendo un libro tampoco me voy a quejar.


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