viernes, 28 de febrero de 2014

Romanticismo en el siglo XXI

Por Aday, guest star


DON DRAPER


En Espectáculo de Varietés se han vuelto locos. Sin conocerme de nada, me dejan escribir para ellos. Insensatos. Yo, que lo más cerca que he estado del espectáculo ha sido aquella vez que, después de bajarme unos ¿diez? gin-tonics y unos ¿cinco? chupitos de tequila, me puse a bailar sin pantalones en la tarima de una famosa discoteca de una ciudad indeterminada.

Romanticismo en el siglo XXI, es el tema que me proponen. Yo, que lo más cerca que he estado del romanticismo ha sido aquella vez que le chupé los pies a una chica que conocí en Alcohólicos Anónimos tras decirle que nuestro terapeuta era un hijo de puta petulante. Pues a ver qué sale.

Si entendiéramos el Romanticismo de una forma pura e intensa, a flor de piel, como lo hacía Edgar Allan Poe, aún estaríamos adorando a chicas guapas muertas. Y no me refiero a los fans de Audrey Hepburn. Poniéndole un ¡oh! a cada frase, temiendo y deseando la guadaña a cada segundo, y todos los gatitos monos que hay en Internet se convertirían en tenebrosos gatos negros. También nos follaríamos a nuestras primas, pero esa es otra historia. Sin querer hacer un repaso por la historia de la literatura y su influencia en la humanidad, pues no soy ni mucho menos el indicado para hacerlo, podríamos mirar los tintes románticos en Shakespeare. De hecho, él fue el que creó la hoy tan célebre figura de La Loca  del Coño en Antonio y Cleopatra, sin ir más lejos. Una historia de amor y traición a partes iguales que bien podríamos ver reflejada en la Infanta Cristina. O igual son cosas mías. 

También nos podemos parar a mirar historias de conquistadores legendarios que, sin comerlo ni beberlo, se
enamoran de una chica que les hace más bien poquito caso y entonces aprende una lección que le sirve para enamorar de verdad a la moza en cuestión y quedarse con ella para toda la vida. El clásico hacerse la dura de toda la vida, que todos hemos sufrido. Y, ¿por qué no decirlo?, el legendario pagafantas, el primero, el original, el creado por Capote en Desayuno con diamantes. Poemas de Bécquer, canciones desesperadas y demás alegorías al amor: el tema más universal de los temas universales. El que mueve el mundo, como las chicas de culo gordo.

Pero, ¿y en el siglo XXI? ¿Qué demonios temenos en el jodido siglo XXI, además de todas esas herencias?
La respuesta está en el episodio piloto de Mad Men. Don Draper está con uno de sus ligues furtivos, teniendo una conversación sobre el amor. Don, que habla poco y casi siempre enfadado, concluye diciendo que el amor lo inventaron tipos como él, sentados en sus despachos, paraque los maridos comprasen medias a sus mujeres y así tenerlas contentas.

En eso está cimentado el mundo neoliberal. El mundo de las marcas. El siglo XXI es una mentira. Aun así, no todo está perdido. No puede estarlo. En este mundo podrido, lleno de mentiras, vendedores de humo y películas malas de Meg Ryan, por supuesto que queda sitio para el amor, aunque sea un invento de Don Draper.

Los comentarios de tus parejas amigas en sus respectivos muros de Facebook, los corazoncitos de WhatsApp, los pagafantas de Twitter diciendo a actrices porno que las aman y los vídeos de declaraciones de amor épicas subidos a YouTube con millones de visitas lo demuestran. Por mucho que nos machaquen y nos vendan ideas vacías hasta por medio del aire, siempre sentiremos amor puro y verdadero, porque es lo único que nos queda. Si todo es mentira, si nada tiene sentido, entonces, ¿por qué no darle nosotros mismos un sentido y, al menos, unas cuantas verdades?


Todo va a salir bien, le decía el ansia de reconciliación de Jack a Marla mientras veían como todo se derrumbaba ante sus ojos, a ritmo de Where is my mind? Justo antes del celebérrimo me has conocido en un momento extraño de mi vida. Esa maravillosa cita, ese maravilloso cierre de una historia de rebeldía, locura, amor propio y, ¿por qué no?, romanticismo, que muchos gilipollas sueltan a veces para justificar sus gilipolleces. De alguna manera, ese todo va a salir bien nos lo dice a todos. Todo va a salir bien por muy jodidos que estemos, por mucho que nos puteen, por mucha mierda que tengamos encima.

Esa es la idea, ese es el puto Romanticismo del siglo XXI. El no rendirse hasta la muerte, el pelear cada segundo, el derrumbar edificios a través del alter egos inventados si es necesario, partir unas cuantas caras por el camino. El todo va a salir bien.

Aunque, por otra parte, si me preguntan a mí qué es el Romanticismo, siempre responderé que esto:


jueves, 27 de febrero de 2014

Romanticismo en el siglo XXI

Por Perradesatan, hetera y entera


Yo tengo ya una edad, pero Perradesatan es bastante joven. Como si fuera yo una doctora Frankensteina la creé para que me representara en estos mundos tan vastos, bastos y complicados que son las redes sociales y la doté de una serie de características para que fuera única y especial, y la privé de una sola cosa: el romanticismo. El romanticismo no es para perras de satán.

Pero fíjate tú como son las cosas que con el paso de los años ella solita ha ido creciendo y evolucionando y ahora la tía se me ha vuelto una romántica. Y supongo que eso será porque la que está detrás de ella, en el fondo, lo ha sido siempre. 

Cuando hablamos de romanticismo a muchos se les viene a la cabeza, por ejemplo, la imagen de Romeo y Julieta. Y parece que la imagen de esta inmortal y universal pareja han marcado la línea gracias a la que unos se posicionan como románticos y los otros como no románticos. Y mira chica, yo no estoy de acuerdo. Ni hace falta ni es necesario, y mucho menos en el siglo XXI, ser así de pesado para demostrar que amas a una persona. Por eso yo no quería ser romántica, porque yo no quería volverme loca por una persona hasta el punto de matarme. A mí ahora mismo se me enamora el alma de un chico y las circunstancias resultan en que su familia no me acepta y puerta, guapo, follamos y ya si eso te envenenas tú. Yo te dedicaré unos tweets y a seguir viviendo, que es lo que me va a mí.


En el siglo XXI las relaciones han cambiado y eso ha hecho que la forma en que vivimos el amor, irremediablemente, también. El amor sigue ahí, claro, porque ya os he dicho que resulta que yo soy una romántica así que creo fervientemente en el amor, pero gracias a Dios el amor ya no es pedirle el pañuelo a tu amada, huir de casa con tu amado o protagonizar historias de fantasmas. 

El romanticismo sigue más vivo que nunca y, como ha pasado siempre, de ello son testigo las innumerables historias que nos rodean. Porque el romanticismo es una cosa muy de literatura, y, en el siglo XXI, que nunca nos leemos el libro porque sabemos que van a sacar la peli, el romanticismo es una cosa muy de película. 

Podríamos estar toda la semana poniendo ejemplos de películas que se caen de románticas pero yo solo voy a poner dos. Una película que se estrenó el pasado viernes, que me sirva para ejemplificar la cantidad de películas románticas que se siguen exhibiendo, y una película (o saga) que lo petó, cuya base fundamental era una historia de amor... romántica. 


El pasado viernes se estrenaba en España Her, una película (maravillosa) que viene muy bien para hablar de un tema como este: el romanticismo en el siglo XXI. En esta película su protagonista está superando una ruptura amorosa y decide inscribirse en un portal cibernético que está basado en un programa que procesa toda tu información y crea una voz que es algo así como tu alma gemela. Por supuesto, el protagonista se enamorará de ella.

En el otro extremo del romanticismo en el cine tenemos la saga de Crepúsculo, protagonizada por vampiros (¿habrá ser más romántico?) cuya trama, reducida a la mínima esencia, viene siendo chica normalita (aunque con cara de pánfila) conoce a vampiro que brilla y ambos se enamoran, aunque son conscientes de que lo suyo no va a ser fácil porque ella es mortal como Dios manda y el otro es un vampiro, que eso es mucha tela. 


Y ahí ya el público se posiciona: ¿eres tú romántico a lo Her, o eres romántico a lo Crepúsculo? Pues mira, yo no ni lo uno ni lo otro. El romanticismo del cine y de la literatura está muy bien, pero como mero entretenimiento. Por eso yo trazo la línea del romanticismo, que nos divide a los románticos, entre los que quieren ser románticos como en las películas y en los que quieren descubrir lo que es el amor, y ser así, sin ellos pretenderlo, románticos, en la vida real, con cada persona que conocen; y que se dan cuenta que el amor no es reproducir su canción favorita en un radiocaset gigante en los ochenta, sino una cosa bastante distinta. 

miércoles, 26 de febrero de 2014

Romanticismo en el siglo XXI

Por Flanny, el maricón



Lo miremos por donde lo miremos, el romanticismo en estos 10 años ha perdido todo lo que había ganado en los últimos, digamos, cuatro siglos.

De la construcción del Taj Mahal al suicidio por tontuna de Romeo y Julieta, pasando por los delirantes robos con asesinatos múltiples de Bonnie & Clyde; cualquier cosita que te pongas a pensar es una barbaridad en comparación con los grandes gestos románticos que se producen en la era de internet en el móvil.


Dejando a un lado el rollo de que por amor se muere mucho menos que antes -sin contar con Romeo y Julieta, que esos es que eran bobos- ... El romanticismo ha quedado eclipsado por el sexo y la lujuria. La prueba la tenemos en la siguiente conversación que escuché el otro día en el metro -bueno, digamos que la escuché por ahí, porque prefiero mentir a reconocer que uso el transporte público en España:

-Tia, creo que lo de Jose va en serio
-No me digas, tía, ¿qué ha pasado? Si lleváis como 15 días.
-Ya, tía, pero me ha enviado la berenjena por el Whatsapp.
-¿LA BERENJENA POR EL WHATSAPP?
- Y el beso pero con el corazón en el aire.
- Guau, guau, guau... ¿Tú estas segura? Que eso son palabras ya mayores. 
- Sí, tía. Y aún no lo hemos hecho por el culo.

Bueno, igual la conversación me la he inventado un tanto. Pero el espíritu es el mismo: en un mundo en el que los grandes gestos de amor se limitan a ponerse como "somos novios" en el Facebook y en que las conversaciones se tienen más por chat que en persona, ¿Dónde queda el hueco para los grandes gestos y las pruebas de amor que consideramos romanticismo?

Dejando de nuevo a un lado que Romeo y Julieta fueron una invención de Shakespeare (o de vete tú a saber quién, porque yo con tantas versiones me lío y ya no sé ni siquiera qué cara tenía la reina Elisabeth, si la de pitbull de Judy Dench o la de malfo de Cate Blanchett) y que, además, eran gilipollas; lo cierto es que ni siquiera la literatura actual puede dar cuenta de un amor tan bonito como, digamos, el de Calixto y Melibea. Un ejemplo mucho mas claro del amor adolescente que el de los siesos de Verona, por dios. Dónde va a parar. Que hay que ser subnormal para no quedar un poco antes sí vas a fingir tu muerte, que hay que ser retrasBUENO, que me estoy desviando. 

Cleopatra y Marco Antonio, los citados C&B, Gustavo la rana y Peggy la cerda (muacks, @marisaromansanv), Don Juan e Inés -otro ejemplo patrio bien bueno y mucho mejor que el de los dos adolescentes pánfiloitalianos-,... Coño, hasta los sosazos de Mr. Darcy y Elizabeth (gracias por el cable, @analauraBF) son mejores, o hasta la tonta de Penélope y el listillo de Ulises, que la muy vaga se tiró media vida dale que te pego a bordar mientras el otro se daba la vida padre entre rudos marineros, con sus músculos, y su plazo y sus pantalones apretadQUE ME VUELVO A DESVIAR... Son infinitamente mejores historias que las que ahora pueblan nuestra literatura. 


Porque no me digáis  que lo de Bella y Edward se puede comparar en romanticismo con cualquiera de las anteriores. Y no digamos lo de Katnip y Peeta que me pongo a rajar y no termino.

Pero creo que en gran parte la culpa la tenemos nosotros y nuestras "modernheces" (concepto robado de por ahí, pero que mancanta y me apropio porque el texto es mío y me lo follo cuando quiero). O sea, mierdas modernas. 

Porque antes, al escribir con pluma y en un pergamino, un "te quiero" costaba no sólo en materiales, si no en papel, tinta, lacre, sobre, caballo que te llevo, robo que te arreo porque me estaban esperando os bandoleros, que si ahora nos hemos trasladado al palacio de verano y a la que llegas estamos en la costa,... Y claro, pues te lo pensabas. 

Pero desde la popularización del SMS, escribir un TQM (o un catetérrimo TKM) cuesta entre dos y cuatro segundos, dependiendo de lo moderno del móvil. Y claro, pues se lo decimos a cualquiera. Si no, buscad en cualquier buscador -el de Twitter, por poner un ejemplo- "te quiero" y veréis, veréis con qué facilidad se dice...


Total, que yo abogo por decir que el romanticismo, pues si no ha muerto, en ello anda. Porque yo, que soy un romántico empedernido, cada vez me doy cuenta más de que la gente busca menos los detalles románticos y se va más al calentón del día a día. A lo que viene siendo la hormona sobre la neurona. Y sí, somos una generación muchísimo mejor follada que la de nuestros padres. Y qué decir si la comparamos con la de nuestros abuelos. Pero hemos perdido el tema de los detalles románticos. Y no, "felación y rosa" NO es romántico.

Preguntad a vuestros abuelos lo que les costó meterla en caliente, preguntad. Y lo que se lo tuvieron que currar... Ahora, con una berenjena y dos emoticonos con un corazón, tienes media polla dentro. Y no os quiero contar nada del mundo gay, porque aquí sí que ya no podemos ni empezar. Es que a mí hay veces que para follar no me han pedido ni el nombre. Si eso, al terminar, si el polvo ha sido bueno, para apuntarlo en el móvil por si hay una noche de calentón, para ir sobre seguro...

Total, que me da a mí que estamos asistiendo al declive del romanticismo, y eso es chunga. Porque antes se romanceaba mejor. Bueno, eso sin contar al retrasado de Romeo, que se cameló a la tonta de Julieta para zumbársela, casarse con ella y morirse, todo en un fin de semana. Eso no es romanticismo, es ir a provocar la mofa. En serio, no me hagáis empezar con ellos, que es que me enervo y no paro. No paro. 

domingo, 23 de febrero de 2014

Citas por Internet

Por María la digna, guest star


Cómo conocí por internet a vuestra madre

“¿Y sales así a pasear al perro?”

Claro, cómo voy a salir si no, piensas, pero después alguien aparece y te explica que el amor de tu vida puede estar caminando por la calle en ese momento y a lo mejor la sudadera amarilla/gris, el pantalón de chándal azul/gris y tu cara gris no le seducen especialmente y pierdes la oportunidad de ser feliz y comer perdiz. A lo que tú respondes que si es de verdad el amor de tu vida te querrá hasta con una bolsa de basura en la cabeza y que eres vegetariana y que se meta en sus asuntos.

Pero eso es MENTIRA.

El amor de tu vida no está paseando por la calle en el momento que sacas al perro a hacer sus necesidades (no hay nada más erótico que ponerse de rodillas en la calle para recoger las cosa que hace tu can), el amor de tu vida está… EN INTERNET. 

(Ah, internet. Ese portento de la tecnología capaz de hacer que conozcas, hables, te rías, te enamores, sufras como una perra y vuelvas a creer en la ilusión de ser feliz sin moverte del sillón de tu casa).

Si la vida fuera como en las películas podríamos conocer a una florista guapa cualquier día y que en mitad de un atasco nos declare su amor, o que yendo a por el pan de molde en un Mercadona las manos de ella y las tuyas se rocen accidentalmente y los destinos de ambas queden entretejidos para siempre. Pero no. Eso no sucede (pero por si acaso no vayas al súper con la ropa de pasear al perro, que ahí suele haber mucha más luz). Así que, como la evolución es adaptación, y hemos crecido en la era de la tecnología nos entregamos a las mejoras del sistema y nos lanzamos de cabeza al mundo de la red. 

Cuando éramos chicas jóvenes y retozonas, cansadas de meternos en el canal de #lesbianas del Irc para terminar hablando con tíos salidorros decidimos ir un paso más allá y descubrimos contactoschueca.com, que era justo eso: contactos. Chueca. Puntocom. “LESBIANS!”


Demonios, estábamos hormonadas perdidas, Piper Parabo nos ponía muy perras subida a la barra del bar Coyote y ahí teníamos a lesbianas de verdad. El puto paraíso, compañeras. 

Eso era fácil, estábamos conociendo los límites de la sexualidad, de internet y de la bollolocura con total honestidad. Ponías un nombre bonito, que indicara que no eras frívola pero tampoco que querías casarte con la primera que pasara (MORENA86) y a conocer gente. Leías que en su perfil le gustaba “reírse y konocr gente wapa” y desistías. Le dabas alguna oportunidad a las que se describían como “conóceme tú misma” (¿en serio se puede ser más vaga?) y finalmente quedabas con la que no tenía (muchas) faltas de ortografía, no tenía hijos y que no era una alcohólica. Nos vendíamos como lo que éramos, lesbianas simpáticas con ganas de marcha y poco más. 

Después de horas chateando por el messenger, entre zumbidos e iconos que salían intempestivamente cuando tecleabas la combinación de letras adecuadas, te dabas cuenta que detrás de de su estado de msn con una canción de Maná y varios iconos de figuras musicales había un alma solitaria deseando ser amada y adoptar gatitos así que te ibas en busca de otros pastos, que para algo éramos jóvenes. 

Así, saltamos de sala de contactos en sala de contactos, añadiendo al messenger para “hablar con más tranquilidad” y dándonos cuenta de que eso era una puta mierda. Pero no lo dejábamos. 
(Inciso: ¿yo era la única que tenía una cuenta de Messenger golfa para este tipo de cosas? ¿Sí? ¿No? Ya me callo.)

Entonces un buen amigo te recomienda Badoo, que es lo mismo, pero un poco más elaborado y huele un poco menos a moqueta mojada. ¿Qué eres una soltera exigente? Vámonos a eDarling. ¿Eres boxeadora que no aceptas tu homosexualidad pero deseas ser feliz a pesar de ello? Tenemos Meetic. Podemos incluso ser una lanzadas de la vida y agregar gente aleatoriamente a Facebook, haciendo una especie de tropezón virtual (conozco gente a la que le funciona, ojo) y desafiando a las leyes de la geografía, porque si algo nos ha demostrado internet es que la verdad está ahí fuera, que los gifs son lo mejor del mundo y que vivir en diferentes continentes no es motivo para no perder el coño por alguien. 

Facebook es el “presentárselo a tu mejor amiga” del mundo 2.0, si supera tus fotos borrachas y tú superas sus frases de Coelho esa relación está destinada a cosas buenas, amiga.

Ahora lo tenemos un poco más fácil, podemos conocer a lesbianas interesantes en la calle (en caso de que nos despeguemos de twitter y salgamos de casa alguna vez) gracias al Brenda. Esa aplicación infernal que te rastrea como un perro beagle y te dice a qué distancia tienes a las bolleras, agazapadas. Suena súper chungo pero es peor.  Y me encanta.

Los pasos a seguir para conocer el amor en Brenda son bien sencillos:
1. Crear el perfil: foto bonita o sexy. Buscas el amor o que te empotren. Hay que elegir.
2. El nombre: ¿quieres ser SUMISITA_82, Cerseithebest o AmAnDa_la_xulita?
3. La descripción: en fin, pon lo que quieras, menos “conóceme tú misma”, “conóceme si te atreves jajaj” o algo similar. Eso es de ser muy vaga tía.


*DRAMATIZACIÓN*

Busco_Hembra te ha mandado un mensaje.

Pasas.

Reshulona_22 te ha mandado un mensaje: “Ola, k tal”.

Pasas.

Carlos24cm te ha mandado un mensaje.

Adiós.

Vendo_Opel_Corsa te ha mandado un mensaje.

Te lo piensas. Los Opel son buenos coches.

Rubia te ha mandado un mensaje: “Hola”.

(Escribe “Hola” con “H”, minipunto).

MORENA86: Hola
Rubia: ¿Quieres follar?

Adiós.
Rosana te ha mandado un mensaje: “jajajajaj tu foto s la risaaaa”

Gracias, supongo.

SuZieeee te ha mandado un mensaje: “Hola, ¿qué tal?”

MORENA86: Hola. Bien. ¿Y tú?
SuZieeee: Bien. ¿Y tú?
MORENA86: Bien. ¿Y tú?
SuZieee: Me alegro. Bien. ¿Y tú?
MORENA86: Yo también me alegro. ¿Cómo estás?
SuZieee: Bien. ¿Y tú?

CrazyEyes te ha mandado un mensaje: You’re my dandelion.

¿Dónde está el botón de FAV?

PersonaNormal te ha mandado un mensaje.
Contestas.

PersonaNormal: Hola.
MORENA86: Hola.
PersonaNormal: ¿Qué tal?
MORENA86: Bien. ¿Y tú?
PersonaNormal: Bien.

Quiero seguir hablando con esta chica, así que voy a insertar algún tipo de reflexión interesante, que dé a entender que soy una persona con aspiraciones y ambiciones, que se puede hablar conmigo y tengo un finísimo sentido del humor.

MORENA86: ¿Te has preguntado alguna vez cómo debe sentirse la pareja del calcetín que sobrevive a la lavadora?

*BLOCK*
No, si me lo estaba buscando.

En fin, que voy a irme a ligar con el Cleverbot.


Moriré sola.

sábado, 22 de febrero de 2014

Citas por Internet

Por Isabel, guest star.


En los primeros tiempos internáuticos, servidora se adentró, vía móvil, a chats de cuyo nombre no es que no quiera acordarme, es que realmente los he olvidado. Personalmente he de admitir que, aún en los atisbos de lo que me quedaba de heterosexualidad, después de tontear un rato (para eso estaba en la edad del pavo), hubo un espécimen varón que propuso vernos, pero no se presentó.


A pesar de quedarme con tres palmos de narices, seguía (y sigo) teniendo fe en la humanidad, pero dejé de lado el teléfono -el uso de datos aumentaba la tarifa un ojo de la cara- para empezar a utilizar el ordenador. El cambio de acera, o mejor dicho la asimilación de la bollera que había en mí, también supuso que modificara la asistencia a los foros, de los más generales a los de temática lésbica de Terra, por ejemplo.


Mientras que en el mundo real salir del armario daba mucho reparo o, directamente, no lo contemplaba, en internet tenía la oportunidad de conocer a gente como yo, con las mismas dudas, gustos y aficiones, a través del mágico velo del anonimato.

Antes de que se haya puesto de moda el “Brenda”, yo entraba en todo foro, comunidad o chat de ambiente para ligarme a todo bicho viviente. ¿Qué sería de mi reputación lésbica sin el maravilloso mundo de las citas por internet?

Porque, para qué mentir, siempre te excusas en que quieres conocer gente o hacer amistad pero, en el fondo -y no tanto-, si terminas teniendo algo más (y a poder ser carnal y en persona) como que mucho mejor.


Lo tenía todo calculado, o la ilusa que había en mí eso creía, para que alguna cayera en mis redes y se convirtiera en cibernovia, así que usaba una serie de reglas no escritas tales como:

  •  Tener un nick donde incluir la ciudad para que te auto-descarten las candidatas (¿para qué empezar tú cuando puede entrarte la otra?).
  •  Tener un nick molón y/o/u misterioso.
  •  Resaltar cualidades físicas.
  •  Hacer uso de mi verborrea, aplicada al teclado, para conseguir el mayor arsenal de amistades femeninas posibles.
  •  Todo lo anterior.


Cuando vi que muchas elogiaban mi manera de escribir, empecé a entrar en los chats de las páginas dedicadas a mi pareja favorita de la tele por aquel entonces (el ahora famoso shippeo le debe a Xena y Gabrielle lo que no está escrito) y, de paso, a publicar fanfictions.

Eso de ser escritora y tener alguna fan la verdad es que gusta mucho, y quien diga que no miente de manera descarada. El problema estaba en que muchas, la inmensa mayoría, eran extranjeras, y el resto quedaban en la capital de la península. 


Como el asistir a estos eventos me quedaba a desmano, seguía agregando al antiguo msn a aquellas que se dejaban engatusar, para conocerlas todo lo “a fondo” que pudiera o pudiese, pero me llevé varias sorpresas - no soy como he dicho que era (te he mentido descaradamente) / no soy una chica - y una decepción, tras otra, en las ciber-relaciones que pude llegar a mantener.

Salvo una excepción, claro, porque la insistencia en que encontraría, tarde o temprano, a la princesa de mis sueños -pastelería moñas de fábrica, unicornios y arcoíris a más no poder-, tuvo su fruto cuando menos lo esperaba (algo que siempre se suele decir).


A pesar de los disgustos y que, ahora más que nunca, hay que ser más pillo/a para distinguir los fraudes de la gente con quién terminarás liándote, o siendo sólo amigo/a, mi cabezonería seguirá insistiendo en que hay buenas personas ahí fuera a las que merece la pena conocer.


miércoles, 19 de febrero de 2014

Citas por Internet

Por Flanny, el maricón



Como maricón de más de 30 años, he de darle las gracias a Internet por facilitarme el conocer a muchas personas interesantes. Las páginas de perfiles varias (inauguradas por los gays, aunque básicamente eran para follar) a mí me han permitido conocer personas maravillosas que, tanto como amigos como pareja, han entrado en mi vida y no me gustaría que salieran nunca.

Dicho esto, también tengo que comentar que Internet es un putiferio: Twittet, Blogger, Facebook, HASTA LINKEDIN son páginas que se han convertido, aunque no estaban pensadas para ello, en Fuentes de zorreo máximo y desaforado. 

Yo soy el primero que peca con mis miércoles de #fotopene por Line, DM, Whatsapp o, si me apuras, por paloma mensajera. Y no sólo es que sea yo, es que me mandan

Recibo penes los miércoles (y los jueves, y los sábados, y muchos días, la verdad, más de los que me gustaría reconocer) y, con algunos, ha habido más que el típico “jajajajajaja… Gracias, a la colección”. Twitter entre los maricas es conocido como Twindr (Twitter+Grindr). Es fácil, es cómodo, es impersonal. Y a los gays nos gusta eso de follar y no saber ni el nombre. Somos así de zorrones. Y aunque algunos han resultado ser un bluff que sólo querían poner una muesca más en su “tuitstar fuck list” –que ni que yo fuera un tuitstar ni nada de eso–, es como en todas partes. Zorras hay en las discotecas. Calientapollas/bragas, también. ¿Por qué no van a estar en los perfiles?  

Tened en cuenta que soy del grupo que vivió su adolescencia y veinteañez con Grindr, Growlr, Gaydar, Gayromeo, Bearwww, Manhunt, Bakala y Scruff. Y muchos más que me he ido borrando porque no me suponían un lugar de zorreo.  Sólo querían “hablar”. Y mi tiempo vale mucho. Que se busquen amigos, coño.


Y es que cabe destacar que todas estas aplicaciones sirven, en su mayoría, para follar. Lo de “tomar una cerveza o algo antes” es lo más parecido que vas a tener a una cita.

Cuando antes de haberos dado dos besos ya sabéis el tamaño de la polla y la apertura del agujero (sí, ese), la verdad es que la magia está perdida. Y las neuronas tampoco están para hablar de Joyce o de política. 


Pero no importa. Si estás ahí, en el 95% de las veces, por más que digas que no, lo que quieres es echar un polvo. O dos. Y nada de quedarse a desayunar. Las hormonas han tomado tu cuerpo y lo que quieres es follar como un descosido.


Sin embargo, incluso en esos sites hay lugar para el romance. Yo lo he vivido. Y más de una vez. De hecho, estoy en medio de uno del que no hablaré porque no me parece justo hasta que no lo tenga resuelto, pero que empezó con un café a través de una página de estas de “maricas con Smartphone” (en concreto, Growlr, la del osito mono de mascota y los osos guarros de contenido) y que, tres meses después, es un algo que no se puede definir pero con una persona con la que me gustaría poder compartir más vida. 


Lo que quiero decir con esto es que no podría haberlo conocido si no hubiera sido por estas redes. Él no es muy de redes y quiero mantener su privacidad, pero ha sido, acabe como acabe, una historia muy bonita que no hubiera podido darse sin las nuevas tecnologías.

Así que mi consejo esta semana, mi #FlannyConsejo es que os animéis: heterosexuales, heterosexualas, gays, lesbianas, pansexuales, tímidos, echaospalante,… Seáis como seáis –veo difícil si sois zoofílicos o necrófilos que encontréis vuestro target, pero todo es ponerse–: abrid una cuenta, poned una foto, leed, descartad. No contestéis si creéis que es lo más elegante o decid “mira gracias, pero no, gracias” si creéis que así sois más educados.

Pero no consideréis las páginas de contactos como algo sórdido y asqueroso. Lo es, a veces. Lo son, vaya. Pero no siempre. Y, ¿quién sabe? Igual podéis acabar conociendo al amor de vuestra vida. O al polvo del año, que tampoco viene mal quitarse las telarañas de los bajos de vez en cuando.

Y si no, pues coño, sois tuiteros: zorread por DM, que para eso están.


lunes, 17 de febrero de 2014

Citas por Internet

Por Perradesatan, hetera y entera



Ni puedo negarlo yo ni puede negarlo nadie: desde el momento en que Internet entró en nuestras vidas hemos sido muy avispaditos a la hora de aprender a ligar con él. Todavía me acuerdo de mí misma con quince o dieciséis años entrando en el chat del IRC "para hacer amigos" y luego acabar con un cibernovio como la copa de un pino.


Pero afortunadamente los tiempos han cambiando, e Internet con ellos, y, aunque habrá que ver qué consecuencias tiene eso a la larga (si no las está teniendo ya) hoy en día solo hace falta un clic para ligar por internet. Tenemos redes sociales, tenemos miles de webs que te sacan los cuartos para buscarte una pareja, tenemos aplicaciones... lo tenemos todo. ¿Y valor? (y no me refiero al chocolate, por favor). Porque hace falta echarle mucho valor a las citas por internet.

Como he dicho ya, ligar por internet es muy fácil. Cada uno tiene sus estrategias: a unos les funciona mejor el subir fotacas a sitios como Badoo, otros quieren ser tus amigos por Facebook, otros te localizan con una app y se lanzan a tu conquista con un "ola como stas?"... vamos, que echarle huevos protegidos por una pantalla de ordenador o de móvil o de tablet o de lo que Dios quiera que tengáis en casa es muy fácil, pero para conseguir, por fin, quedar con esa persona que te ha interesado hay que ser un poquito valiente. 


Valiente para que te importen una mierda todas las mentiras que le has podido soltar para convencerle de que quede contigo, valiente para prepararte para ser juzgada al mínimo detalle por la otra persona, y, sobre todo, valiente para aguantar a quien vas a tener delante en las próximas horas mientras tratas de no perder la sonrisa.

Mi experiencia personal con las citas por Internet... es escasa. He quedado con gente que he conocido por Internet, claro, pero... no sé a cuántos de esos encuentros llamar citas. Se supone que a una cita vas a conocer a alguien que te interesa para el amor, o por lo menos para follar. Yo he sido más de quedar con alguien que he conocido por Internet solo porque me caía bien y quería pasar un rato divertido, bien yendo al cine, bien saliendo de cañas, de fiesta... a lo mejor peco de ingenua pero solo se me vienen a la cabeza un par de casos en los que he dicho "a ti te follo", y desgraciadamente los dos casos me salieron fatal. Pero fatal fatal.

Foto que refleja muy bien una de mis citas desastre

Quizás por eso me fío muy poco de la red de redes. No me importa tontear por Internet, pero cada vez estoy más cerrada al hecho de concertar una cita en persona: porque si ya es raro tener una cita normal y corriente como suelen ser las citas en la vida real, peor es tener una cita con una persona que creías de una manera y de repente ¡sorpresa! es de otra completamente diferente. 

Sin embargo, igual que todos los líos amorosos iniciados en Internet han acabado en el peor sitio donde puede acabar algo así, he de decir que aquellas citas a las que he acudido sin ninguna expectativa o sin más pretensiones que conocer a alguien que me parecía interesante han salido todas muy bien. Llamadme loca, pero creo que puedo decir que gracias a Internet he conocido a alguna que otra persona bastante guay, y alguna que otra persona que hoy en día ya considero un amigo. 

Me consolaré con esto, porque, de verdad. Yo no sé qué me pasa: pero follar por Internet no es lo mío. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

Homosexualidad reversible

Por Perradesatan, hetera y entera


Yo no sé si será la crisis, que propicia que se lleguen a ideas extremas y posturas en las que solo vale lo blanco o lo negro, o es que realmente hay una gran parte de la humanidad que es gilipollas, pero esta nueva oleada de "a los maricones hay que hacerlos unos hombres como Dios manda" me está tocando bastante los cojones. Nótese que nombro solamente a los maricones porque digo yo que, según está el ambiente, como para hablar de lesbianas. Eso sí que es una aberración. 

Primeramente, ni entiendo ni entenderé nunca por qué los políticos tienen que tomar decisiones que afecten a la vida íntima de una persona. No debería ser un asunto de Estado que yo me acueste con Fulanito, que crea en este Dios o en aquel otro, o que no quiera tener hijos, aunque a lo mejor es que yo salí demasiado moderna.

Pero lo que me saca de quicio completamente es que se le intenten buscar cinco pies a la homosexualidad (y a otras muchas cosas, pero ya que esta semana nos tocó hablar de homosexualidad, reduzco mi discurso a esto) y tengamos que aguantar, y, mucho peor, respetar, opiniones de gente que busca las excusas más idiotas y se hace eco de la ciencia más barata para justificar que el hombre solo puede estar con la mujer y viceversa.


Aunque siempre he leído los artículos y declaraciones homófobos con mucha rabia, últimamente me están afectando a un nivel más profundo. Porque les intento encontrar el sentido que no tienen. Intento encontrar qué tipo de motivaciones pueden llevar a una persona a decir cosas como que los homosexuales están corrompidos o que la homosexualidad es una enfermedad que puede ser curada. Qué quieren conseguir con eso, y por qué hacen daño tan directamente a personas que no han hecho nada. Atacar a un homosexual por acostarse con una persona de su mismo sexo me parece igual de peligroso que colgarle a una mujer un bruka solo por el hecho de ser mujer. Solo es un abuso de poder. Y un poder de mierda, por cierto.

A veces intento meterme en la situación y pienso cómo me sentiría yo si de repente todo el mundo dijera que ya no se puede ser heterosexual nunca más, cómo afectaría eso a mi personalidad, a mi día a día, y sobre todo a mi estabilidad emocional. Y me da miedo, sinceramente, miedo es el primer sentimiento que se me pasa por la cabeza. 

Como miedo me dan los extremismos a los que se están llegando hoy en día, y la de personas que, después de años teniéndose que callar la boca porque "eran otros tiempos de más libertades", ahora hablan, dicen una burrada como un camión, y le salen hasta aplaudidores.

Y por mucho que lo intente, y me meta en la piel de ambos bandos, no soy capaz de encontrarle una explicación, ni racional, ni moral ni a ningún nivel. ¿A dónde se quiere llegar condenando a un sector de la población? ¿Qué quieren sacar ellos con todo esto?

martes, 4 de febrero de 2014

Homosexualidad reversible

Por Antonio Bret, hetero de cintura para abajo



Cuando leí en el mailing semanal que el nuevo tema a tratar era ''homosexualidad reversible'' me quedé un poco loco. ¿Qué coño es eso? ¿Que un día te molaban las pollas, pero el jueves siguiente te caíste de boca en un coño y luego el martes otra vez te volviste maricón? Menos mal que el susto duró poco, aunque no la extrañeza: el concepto se refería a ese empeño que tiene la iglesia católica en meterse en asuntos que le vienen de lejos, como es el sexo. Inventado o no, yo me atengo a lo que me mandan, así que voy a opinar acerca de eso de la ''homosexualidad reversible''.

No tengo ni puta idea de cuales son los estamentos morales sobre los que se establece la iglesia católica. Sé, por ejemplo, que no puedes follar antes del matrimonio y que la homosexualidad es concebida como una patología. Si eso es lo que dicta su libro sagrado, Dios, Jesucristo o la paloma de marras, me parece coherente que luchen contra ello. Ojo, no me parece bien, no me gusta, ni siquiera es una conducta que respeto. Pero, en su modus operandi, es coherente. Lo que no es coherente es que un cura abuse de niños. Eso ya no. Entonces aquí el problema: cuanta importancia tiene lo que diga un cura en nuestra sociedad actualmente, cual es el poso que deja que un sacerdote diga que la homosexualidad se cura como quien cura la hipertensión. No creo que sea mucho o excesivamente dañino, sinceramente: la mayoría de la gente inteligente -quiero pensar- asiste a esas declaraciones con vergüenza, sintiendo lástima del que las ejecuta. Así, debería no importarnos lo que ha dicho alguien que, aparentemente, no ha practicado el sexo en su vida. Tan solo actúa por lo que le ha dicho el hombre del espacio, en el que cree ciegamente, sin tener ni una prueba mísera de su existencia. A eso lo llaman fe. Para mi fe es tener un trabajo, o montarme un trío con mi novia y Megan Fox y que lo filme Michael Bay, pero eso es otra historia. Más divertida, pero para mí se queda.

En la sociedad española, tristemente, esta secta religiosa católica tiene mucho peso. No tenemos una educación laica, a pesar de lo que diga la Constitución, y si en el instituto le enseñamos a los chavales a ponerse un condón vamos a estar propagando que follen entre ellos como monos, no educándoles para que tengan una vida sexual sana y sin taras. Y vamos a tener que seguir aguantando que, día tras día, estos espantajos disfrazados de negro enarbolen la bandera de la normalidad, de su normalidad, de lo que es una familia normal y un sexo normal y un maricón va a ser un depravado y una bollera lo que necesita es una buena polla. Perdón, un buen marido. Con una buena polla.

Así que es mejor que todo esto nos lo tomemos a broma. A lo mejor pienso así porque soy hetero, y no tengo por qué aguantar que, de vez en cuando, alguien me llame enfermo. Qué queréis que os diga. Cuando os lo llamen, medicaos. A todas horas. Sobredosis de medicina. A ver si así os curáis, desviados. Que me tenéis hasta el coño.

lunes, 3 de febrero de 2014

Homosexualidad reversible

Por Flanny, el maricón


Amaos los unos a los otros como yo os he amado”.  (O sea, no debería ser tan difícil, creo yo). 

Estas palabras no las he dicho yo. Estas palabras las dijo, teóricamente, Jesucristo. Jesús, para los amigos. El que, en definitiva, separa el judaísmo del cristianismo (diría yo que el catolicismo, pero no quiero meterme en fregaos).

Yo la verdad es que no lo entiendo. Quiero decir, no lo comprendo en su más pura fase cognitiva. Jesús, a todas luces, no era un señor que se sentaba en un sillón recubierto de oro y decía lo que la gente tenía que hacer y no tenía que hacer. O peor, DEBÍA hacer o no.

No os equivoquéis, Jesús era un zelote. Si me lo tengo que imaginar, me lo imaginaría diciendo a todos los judíos: “pero ¿qué cojones hacéis con lo que dice mi padre -partiendo de la base de la deidad de Jesucristo la cual, como cualquier persona que haya leído 'El código Da Vinci`, sabrá que fue decidida por mayoría tras un concilio de la Iglesia Católica- os ha intentado explicar una y mil veces? No, no, no. Imbéciles. Que la cosa va de quererse. No de ganar pasta y poder con el miedo”. 

Os lo juro. Me lo imagino así. Por eso creo que no pasó todo esto como nos lo cuentan. Porque de verdad creo que si fuera así, Jesús se cogía el primer AVE directo del cielo a la Tierra a darle collejas a todos los que van por la vida de católicos hasta que pusieran la otra nuca . 

"Jesús pasaba el rato con doce hombres y una prostituta. Él fue más como yo que como tú"


La Iglesia. La Iglesia y la iglesia no son lo mismo. 

La Iglesia, así, escrito con mayúsculas, es una organización tan perniciosa como cualquier país totalitario. La iglesia, sin la I con remaches (los que sepáis de edición me comprenderéis mejor que los que no) es la que hace cosas por los demás. 

Jesús fue (de ser) un jodido revolucionario. Fue un señor que dijo que lo que se creía que era ley no lo era. Joder, ¡fue un tío que creó una segunda parte de la Biblia y que ha separado a judíos y católicos para siempre!

¿Qué quiero decir con esto? Pues la verdad, no lo sé. Yo mismo me he criado en un ambiente religioso desde que tenía 3 años. De hecho, aprendí el Padrenuestro (así lo decíamos, de una, sin entender que eran dos palabras) como el Padrenuestro. Era un ley. De memoria. Sin entender. Me pilló el cambio y no entendí por qué había que cambiar una oración que habíamos aprendido de memoria. Como no entendí cuando, al empezar a gustarme las personas del mismo sexo, automáticamente tenía que asumir que estaba queriendo mal. “Querer mal”. Como si no hubiera bastante con querer a personas tóxicas... 

Es difícil para mí hablar de la Iglesia (y de la iglesia, la verdad, que tampoco coincido tanto con ellos). Pero quizá me sea igual de difícil como fácil parece para los curas hablar del matrimonio, del sexo antes del matrimonio, de las uniones homosexuales y de la madre que los parió. 

Teniendo en cuanta (que parece que no lo tengan, la verdad) que el celibato es una DECISIÓN de la Iglesia (con mayúsculas) de hace cientos de años, no algo que “dijo” Jesús, partimos de una base mala. No olvidemos que Jesús fue a visitar a la suegra de Pedro (el primer Papa, mister “sobre tu piedra construiré mi Iglesia” y blablablá). 

Por tanto, si el Papa tenía mujer -porque para tener suegra, mujer has de tener, eso no es muy discutible-,... ¿Por qué no se rebelan los curas contra el tema del celibato y nos dejan a los demás follar con quien nos salga de ahí?

En serio, es que es algo que no comprendo. Ni creo que pueda comprender.

Yo me rijo por la ley del “vive y deja vivir”. Tan sencillo como eso. Que, además, coincide y concuerda muy bien con la de Jesús, con la que hemos empezado este texto. Sí, hombre (o mujer, o transgénero o Nooka, si me escuchas, deja ahora mismo el Macbook, que me lo llenas todo de babas). La de “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. 

De verdad, me he criado en un ambiente católico y, hasta que me di cuenta de que la Iglesia no aceptaba lo que para mí era natural, desde que la Iglesia empezó a meterse en algo que yo consideraba sano e inocente, no empecé a cuestionar si no iba a ser que era la Iglesia la que estaba equivocada. 

Y lo creo. El celibato es un invento. La actitud retrógrada es un invento. Las normas y doctrinas son un invento. 

Me encantaría poder gritar esto en una misa, la verdad. Pero como no puedo, os lo comento: Jesús, aquél con el que tanto se llenan la boca (figuradamente) aquellos que, muchas veces, también se llenan la boca (literalmente) de aquello que están criticando; aquél hombre, poniéndonos en la perspectiva de creer en su existencia, sacaría las metralletas (no los látigos como hizo en el templo,  porque tendría acceso a armas de fuego) y les diría a quienes gobiernan en “su nombre y el de su padre, que al mismo tiempo es una paloma, pero que es él mismo, uno y trino y hostia mira, paro que me mareo” que no sólo no han entendido lo que él decía si no que, además, han intentado aprovecharse y hacer negocio con su ideología.  
Jesús era un puto revolucionario. Era un zelote. Era un activista. Jesús quería cambiar el mundo. Quería mejorarlo. Darle a todos la libertad que las Escrituras del Antiguo Testamento habían confundido a los judíos. 

Jesús anuló el Antiguo Testamento y comenzó con el Nuevo Testamento. Y en ese texto, tras la exclusión de los evangelios apócrifos y todo aquello que a la Iglesia no le interesa, sólo me viene una frase a la mente: “amaos los unos a los otros como yo os he amado”

Coño, que yo no me meto con ellos ni con su vida -mientras no incumplan ninguna ley del Estado (aconfesional en el que vivimos, que no me he querido meter en ello, porque no acabo)-. ¿Por qué se tienen que meter con mi vida si no incumplo ninguna ley (del Estado aconfesional en el que vivimos, que no me he querido meter en ello porque no acabo)?

A todos, católicos, cristianos, agnósticos, ateos... Amaos los unos a los otros. Y por una vez no me refiero a que os pongáis a follar como si se fuera a acabar el mundo. Dejaos de odios y de “tú haces las cosas diferentes a mí y por eso lo haces mal”. 

Amaos los unos a los otros. ¿O tengo que empezar con el “amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”?