lunes, 31 de marzo de 2014

Parejas y Porno

Por Fede, estrella invitada


Os juro que no lo hago por joder. Qué más quisiera uno, después de años de abstinencia obligada por un quítame allá esas pajas. No tengo pareja. No veo porno. Soy filósofo y además de Bilbao. Ahora lo comprendéis todo, ¿verdad?

La pareja. Ese conjunto de dos que van de compras juntos, al cine juntos, se hacen regalos e incluso desean procrear. Algunos se casan por la Iglesia trayendo a los tíos de Guadalajara, los primos de Albacete y a un abuelo que vivía olvidado en Ayamonte.

Las parejas acaban viendo porno. Mucho. Es el dietario de apuntes contra la rutina. El slideshare de la intimidad. El paso previo a anunciarse en una revista de contactos. La catarsis de las jaquecas. El know-how del continuismo.

Los animales son mucho más prácticos que nosotros. Si la hembra se aburre, busca un macho joven y vigoroso que la ponga mirando al Moncayo, porque se ha aprendido de memoria el casco urbano de Cuenca. Aquí paz y después gloria.

Nosotros nos enfangamos en divorcios, custodias y repartos. Nos empeñamos en procrear para salir del aburrimiento, para tener mascota nueva en casa. Los niños son muy bonicos, pero se ponen a llorar a medianoche partiéndote la escena a la mitad, justo en el momento que Jenna Jameson está untando una polla con mantequilla de cacahuete.

Digamos la verdad: llegan los niños y se jode el porno. Se acaba el follar. Matan la creatividad lujuriosa. Convierten el frenesí en un muestrario de potitos. Las pelis XX acaban escondidas en el fondo del armario o en piso de un/a amigo/a soltero/a.

Asociamos el porno con juventud. Patinamos. Debiera existir porno para ancianos, que disponen de más tiempo libre. Pelis con jubilados y jubiladas francoalemanas tirando de minijob para completar la jubilación, tirando de arte y experiencia, tirando de tanga del Lidl. Que se acabe el frotar y empiece el follar.

Que la Tercera Edad sea el momento de los lefazos en el sofá, el intercambio de parejas y el surtido de dildos vía FedEx. Más reservados y menos farmacias en las Residencias. Morir de un infarto copulando estilo Genghis Khan. Marcapasos disparados estrellados en el techo. Próstatas saltarinas que escapan del cuerpo y caen por la ventana sobre vuestras novias.

Señores francoalemanes gastando en el Levante español el dinero ganado con el cine para adultos. Productoras que distribuyen catálogos a domicilio de muñecas hinchables con aspecto de Sophia Loren o muñecos igualicos a Burt Lancaster cuando ejercía el trapecismo.

A que mola, ¿eh?

viernes, 28 de marzo de 2014

Parejas y porno

Por Perradesatan, hetera y entera


Para muchas personas, el porno es una parte muy importante de sus vidas. No porque sean unos viciosillos y estén todo el día dale que te pego, sino porque si tienes que pasar más de dos horas de tu día delante de un ordenador, lo quieras o no, vas a acabar viendo porno. 

El porno inunda nuestras vidas: en twitter, en wasap, en tumblr, en facebook menos, pero se han dado casos... y sobre todo, el porno está en las páginas porno, o en páginas que tienen también otros contenidos pero te señalan bien señalada su pestañita de guarradas. 

Está claro que el que no quiere ver porno no lo ve, pero el que se deja llevar por las vicisitudes de la vida sin mucha preocupación, acaba viendo unas cuantas tetas al día. Como me pasa a mí.


Hace muchos años que no tengo a una persona a mi lado que pueda considerar pareja. Pero cuando la tuve, el porno no era ningún problema. Es más, alguna guarrada vimos juntos. Si el porno forma parte de nuestra vida cotidiana, de nuestro día a día, ¿por qué no ponerlo en común con alguien a quien quieres? ¿por qué no regalarle tus mejores colecciones de vídeos guarrillos? 

El porno puede ser un juguete más en una relación sexual. Incluso en una relación de amistad, pero vamos a centrarnos en las sexuales porque el tema de esta semana así lo exige. Pero me gustaría ir más allá todavía: ¿es posible tener pareja y seguir viendo porno sin tu pareja al lado, tú solo, por el puro placer de ver porno en soledad? El Vaticano dice que no, pero Perradesatan dice que sí. Y si no me creéis, haced la prueba. 


Lo primero de todo, el porno no son cuernos. Y lo segundo: si eres de esas personas que por haberse echado una novia o un novio cambia su vida y sus costumbres por completo, pues menuda gilipollas. Echarse un noviete/una novieta no me parece incompatible con seguir disfrutando de algunas de las cosas que solías hacer en solitario, y si esas cosas incluyen el porno, pues chico, tampoco te quites.

Además de que no todo en el porno es frotarse la pepitilla. Aunque suene tópico, el porno también puede ser divertido e incluso educativo. Y que si tienes la mala suerte de haber dado con una pareja poco original en la cama, qué mejor que abrir su mente con ejemplos prácticos. 


Bueno, para los más novatos: no todo lo que se ve en el porno se puede hacer en casa. No olvidéis que ellos son profesionales y las personas normales y corrientes ni tenemos esa flexibilidad ni el coño tan abierto, así que por favor. Que ver demasiado porno no os lleve a pensar que todas podemos. 

miércoles, 26 de marzo de 2014

Parejas y porno

Por Isabel, lesbomoñas


Desde espectáculo de varietés me lanzan esta cuestión, y yo me planteo si no será lo mismo que preguntar si prefieres vino o cerveza, o si quieres más a papá o a mamá. El porno, con más o menos bruma, dejando o no el zapeo de las tantas de la madrugada, tod@s lo hemos visualizado. ¿Y lo hemos utilizado para satisfacernos? 

Aquí una amplia mayoría te dirá que mientras está soltera, que no entera, SÍ, pero lo que es en pareja NO, que por lo visto, hasta hace cuatro días, daba una vergüencita tremenda. Hablo en femenino porque, quizás, mis amigas las heteros se pongan cachondas con ciertas escenas (alguien en la sala que me lo corrobore y me diga de paso si ha visto una peli porno entera, es por curiosidad), y cuando tenga novio, si no es muy mojigata, le pida la postura de turno. Pero esto es de ayer porque, hasta la fecha, todo lo que escuchaba se reducía a: si eres un tío lo tienes más fácil. 


Cierto es que eres el amplio sector consumidor de este sector audiovisual, hetero o gay, y te estás matando a pajas imaginándote que le metes la tranca por el ojete a tu novi@.  En este punto, que por lo visto tenemos un empate técnico de compatibilidades y exclusiones, apuesto más por lo primero porque ¿no es verdad ángel de amor que, tanto unos y otras, podéis pedir a vuestras parejas la postura de turno y hacer realidad vuestros sueños? ¿Y qué pasa con nosotras?

Las lesbianas del mundo que vean porno esperando a que salga algo decente lo llevan chungo. Más que nada porque, en la mayoría de casos, la pareja de chicas (hiper recauchutadas) se magrean las tetas y se comen el potorro de tal manera que de real tiene poco. Por no hablar del típico estereotipo rubia, larga melena, morros como morcillas y uñas de medio metro.


Personalmente lo más cerca que he estado del porno fue cuando tuve detrás a Nacho Vidal, y no precisamente para hacer un trío (algo bastante recurrente en este mundillo), si no en una desfilada mora y, tengo que decir que, al menos en posición vertical, no es tan grande como dicen.


Total, que el porno en parejas es compatible sí, pero para pasar un ratito de diversión. Aunque si quieres diversión de verdad también puedes dejarte de películas y empezar a practicarlo en la vida real.

martes, 25 de marzo de 2014

Parejas y porno

Por Aday Machín, heterocerdo


Como sigan encargándome escribir sobre guarradas, me voy a ganar una fama que no merezco. A mí me gustaría escribir hoy, por ejemplo, sobre la llegada de la primavera. Hacer uno de esos reportajes dignos de Informativos Telecinco, hablando sobre alergias, con declaraciones de gente al azar diciendo “sí, sí, en esta época las alergias son muy malas”, y cosas así. Pero no, recibo en el mail un encargo que dice “Parejas y porno, ¿compatibles o excluyentes?”. Pues nada, habrá que decir un par de cosas sobre ello. 


Desde que Internet es Internet, esa “ventana” de la que hablan los listos, el porno se ha extendido una barbaridad. Lo que antes era cosa de sórdidos cines X a los que solo gente como Robert De Niro en “Taxi Driver” se atrevía a ir, de apartados oscuros y casi siniestros en videoclubs y de los viernes en el Plus, se convirtió en algo popular.

Yo, que como bien dice mi biografía, soy un obseso de la cultura popular, necesito saber de ello.  Es necesidad, de verdad, no es por vicio. El “a2m”, el “cumswap”, el “creampie” , las “dp”, los “F-M-F” o “M-F-M”, por ejemplo, son cosas que aprende uno a base de horas de visionados de porno.  Cuando, como yo, se es obseso de la cultura popular, no te vale con abrir RedTube y empezar a buscar al azar un vídeo que te ponga burrote y aliviar tensiones. Necesitas saber cosas y aprenderte nombres. Hasta el punto de hablar de porno como si fueras Antoni Daimiel hablando de baloncesto. ¿Saben esas señoras que van a ver “Sálvame” y le hablan a Jorge Javier Vázquez como si le conocieran de toda la vida? Porque, claro, lo tienen durante horas todas las tardes en su casa, y es como de la familia. Pues bien, si yo viera a Sasha Grey o Asa Akira por la calle, les hablaría como las señoras al bueno de J.J.


Dicho esto, hay que añadir que –lo siento, chicas- tengo novia desde hace casi cuatro años. Cabe pensar que, cuando uno se echa novia, olvida en gran parte eso de las pajas. Pero qué demonios. Mis manos y yo siempre nos hemos llevado de lujo, y no vamos a dejarlo ahora.  De hecho, el ser experto en porno y, a la vez, no ser un rarito gordo, con el pelo grasiento y la cara llena de granos, sino tener una novia estupenda y activa sexualmente, te abre un mundo de posibilidades. 

Porque después, claro, de la fase inicial en la que uno no se despega del otro, tú empiezas a mostrarle tus credenciales de experto en el noble arte de la pornografía.

Empiezas a enseñarle vídeos de esa bestia escénica llamada Sasha Grey. Una mujer ya retirada de la vida del porno, pero que entendía como nadie nunca ha entendido el negocio del porno y lo mostraba en cada escena que protagonizaba. Oiga, uno aprende cosas viéndola –y no solo sobre porno o sexo- y se lo pasa genial. Si, de paso, tu novia se fija en ella y le da por emularla , pues qué coño, eso que te llevas. Emularla de puertas para dentro, contigo, quiero decir. No digo que tu novia vaya, de repente, a follarse a diez tíos a la vez y tragarse todas sus corridas.

Claro que el asunto también tiene sus riesgos. Porque ella puede, en un momento dado, ponerse digna y decirte que esto de ver porno está bien, pero que vale ya, que necesitamos más one to one –esto no es una práctica del porno- y que las cosas y cuerpos que se ven ahí no son, digamos, del todo reales. O bien, incluso, puede empezar a comparar. Comparaciones contigo de protagonista, y en las que puedes no salir muy bien parado. Que si esta postura a ti no te sale tan bien, que si qué cosa tan enorme, a ti te faltan unos pocos centímetros… o que tú no eres James Deen, así, en general. Y, claro, tú empiezas a plantearte a volver a llevar el porno a tus horas más íntimas, a tus momentos testiculares.


Son riesgos que tienes que correr, sin duda alguna. Porque el gustazo de ver a Jenna Haze comiéndose la polla de un negro mientras tu novia y tú os sobeteáis, merece siempre, invariablemente, la pena.


En el sexo, tan o más importante que la experiencia y la técnica, es la actitud. El decirle a tu novia lo que ha de hacer mientras te está haciendo una mamada, el marcar los tempos del acto, cambiar de postura en el momento adecuado, la concentración para no dejarte ir… También la conciencia de follador. Como la conciencia de escenario –por eso Sasha Grey es la mejor de todos los tiempos, la Barbra del porno-. Todo esto puedes aprenderlo y desarrollarlo bajándote vídeos de Brazzers, Elegant Angel, BangBros, o el que más te guste.  O todos a la vez.

Por tanto, si la pregunta es “parejas y porno, ¿compatibles o excluyentes?”, mi respuesta, bien alta y cristalina, es COMPATIBLES. Compatibles porque aprendes, porque te ayuda y te entretiene, y compatibles porque es el complemento perfecto, aunque lógicamente no el único, para desarrollar una vida sexual plena y colmada de alegrías.

lunes, 24 de marzo de 2014

Parejas y porno

Por Flanny, el maricón



Yo la verdad es que la pregunta de esta semana no la entiendo. Mira que llevo tiempo dándole vueltas pero, quizá porque soy un salido o quizá porque me parece lo más normal del mundo. Pero ¿cómo va a ser el porno incompatible en una pareja?   El porno es lo más maravilloso del mundo. Yo veo porno. Es más, me descargo porno. 

Sí, sí. Todo muy 1998, pero hay algunas escenas que las quiero guardar para revisionarlas en el futuro, aunque sea como recordatorio de mi juventud pajera. Y por Lukas Ridgestone, también, que es el amor de mi vida. Pero vaya, el porno debe formar parte de una vida en pareja. No sólo porque a tu pareja le puede doler la cabeza (o tener diarrea, la regla de los homosexuales) y tú estar más salido que un manatí. Es que, además, viendo porno aprendes.  


Yo no nací enseñado. Y hablar de sexo en mi casa era complicado. Así que hablar de sexo gay, imaginad. Y, la verdad, gracias al porno, he aprendido ciertas cosas que mis conquistas han apreciado bastante en la cama. De hecho, llevo días estudiando Sean Cody para mi próxima noche de sexo desenfrenado. Que alguna vez caerá, digo yo.  

Mientras no nos pongamos a comparar -porque las comparaciones con actores porno son SIEMPRE odiosas-, todo porno es bueno. Ver en compañía suele acabar en polvazo. Ver solito suele acabar en orgasmo. ¿Qué tiene de malo?  

 No sé. Quizá será porque siempre he disfrutado del porno, teniendo pareja o no. O que mis parejas han sido igual de guarras que yo. O cosas de familia (aquí sí que no voy a hacer más comentario, que os lo cuente @camelbert). No lo sé.   

Para mí el porno forma parte de la intimidad de cada uno y, con los beneficios de una buena paja que se han demostrado médicamente, no comprendo cómo hay gente que aún lo desprecia. Igual que hablar de sexo con tus amigos es sano, divertido y siempre aprendes, con el porno se reciben clases magistrales, pero de profesionales. Si cuando tienes una tubería atascada confías en el fontanero, ¿por qué cuando quieres saber cómo se hace una postura de esas imposibles del Kamasutra no confías en los profesionales?  


Quizá, si tengo que ponerle alguna pega, sean los tamaños. O las mentiras de los actores que dicen "no, es la primera vez que me van a follar" y luego se meten un rabo de 25 centímetros por el culo como quien se mete un supositorio. Pero bueno, ahí tenemos a Jennifer Aniston haciéndonos creer que es una mocita inocente y diciendo que actúa y no nos quejamos. Mucho.  

Por supuesto que puede haber problemas: si tu novio prefiere pelársela como un mico antes que pegarte un polvo que te deje los ojos del revés, algún problema hay. Pero oye, lo habláis, os comunicáis y ¡a follar como mandriles!  Yo voto por el porno. Aquí os dejo una captura de mi escritorio en este momento. Y en cuanto acabe de escribir este texto, me voy a dar un homenaje. Porque yo, como House, M.D., no me masturbo, "me hago el amor". 


Sólo una cosita, antes de terminar: ¿por qué las comparaciones con follar abundantemente siempre salen con razas de monos? ¿Tanto nos han impresionado los cabrones en el zoo?  

Qué puta envidia más mala les tengo...

domingo, 23 de marzo de 2014

La carpeta de fotos guarras del Whatsapp

Por Flanny, el maricón



En Espectáculo de Varietés se han propuesto que yo cuente aquí mi vida privada al completo y que, probablemente, no consiga un trabajo en lo que me queda de vida. Pero bueno, no me puedo resistir a compartir con vosotros las alegres aventuras de la carpeta de fotos guarras que todo gay de bien (en contraposición con mariquita mala) tiene en su móvil.   

En concreto, la de mi móvil se llama "carrete", porque tengo un iPhone y soy así de torpe como para no saber mover las fotos de una carpeta a otra. Esto, sin duda, da lugar a divertidas historias en comidas familiares, porque mi querido padre tiene la manía de pasar fotos alegremente y después de una iluminación de las calles aparece el regalito de "pollónPas34" y mi padre, sin mediar palabra, deja de mirar mis fotos y me pone cara de rictus. De rictus o de envidia, porque "pollónPas34" daría envidia al mismísimo Nacho Vidal. Pero no nos centremos en esto.  



Bien es conocido por todos que yo soy el instaurador de los miércoles de #fotopene por Line, DM o Kik, con lo que la carpeta de penes aumenta satisfactoriamente cada día, aunque a veces tiendo a confundir a los propietarios, tengo que reconocerlo. Tendré que ponerme algún día con la Wikipolla porque esto no puede ser.  


La foto polla es la foto guarra por excelencia. Es fácil de hacer, todos estamos orgullosos de nuestra cosita y, a quien más y a quien menos, en el mundo gay, nos parece atractiva. Es por eso que algunos mandan alegremente su aparato reproductor -aparato perforador, en gay- a la primera de cambio. 

Yo tengo imágenes de rabos de tíos de los que no conozco su cara. Que igual son hasta guapos y yo sin enterarme.   Pero de lo que me gustaría hablar son de las otras fotos guarras. Las fotos guarras de los gays son otro mundo. Si en el mundo heterosexual uno va a al espejo, se saca a chorra y le da al botón, en el mundo homosexual la cosa cambia. La iluminación, la ubicación, la postura,… El estudio de fotografía que se especialice en "fotos cerdas para gays" tiene un filón en el mercado que no lo sabe nadie. 

Porque hay algunos que yo no sé cómo se las apañan pero cuando te mandan una foto, por ejemplo, de su culo (el otro 50% que fijo que gusta en el mundo gay) han usado dos focos de 350 watios, un gran angular, un espejo para que refleje bien los brillos y, si me apuras, un ventilador para que los pelos del perineo estén en movimiento. No, en serio, ¿cómo lo hacen? Además, que esa foto no puede ser un selfie. Esa foto tiene que haberla hecho, por lo menos, Annie Leibovitz. Las pasan por 14 filtros, les ponen un difuminado en los bordes. De premio Pullitzer, vaya. Cullitzer. [Esta parte del texto está escrita a 4 manos con @Thorrecillas. Heterosexualmente]  


Si a esto, además, le sumamos los archiconocidos Grindr y Growlr, aplicaciones para móvil que vienen a ser un "telezorreo", con indicaciones de distancia del polvo de la noche, el envío y recepción de fotos guarras llega al punto de que estoy por meterle un poco más de memoria a mi móvil, porque no me da con lo que tengo.     

Y es que en el mundo de as selfies guarrilas, los maricones os llevamos años luz de distancia, chicos. ¿Quién no tiene un book de esos días en los que te follabas a ti mismo para poder enseñar a los posibles ligues?   

¿Ah, sólo yo? Vale, pues igual es que soy un enfermo. 

jueves, 20 de marzo de 2014

La carpeta de fotos guarras del whatsapp

Por Perradesatan, hetera y entera


Yo siempre había dicho que nunca jamás de los jamases entraría en un juego de intercambio de fotos guarrillas por el teléfono móvil, y así fue, hasta que me compré un smartphone y me descargué whatsapp. 

Dicen que si whatapp se creó como un programa de mensajería instantánea para comunicarse con otra gente "de manera gratuita" pero ya os digo yo que no. ¿Para qué sirve whatsapp si no es para guarrear? Todas las mejoras que ha sufrido esa aplicación desde que nació nos han hecho a los usuarios cada vez más fácil guarrear más y con más gente. 

Solo se me ocurren dos niveles posibles de uso de esta aplicación: o lo usas a nivel guarrillo o lo usas a nivel madre. Lo cual nos lleva a admitir que sí, queridos: si vuestros padres tienen whatsapp, vuestros padres guarrean. Y no con vuestras madres. 


"No, es que yo lo uso para cotillear con mis amigas". Mira bonita, no te engañes. Tú cotilleas con tus amigas cuando estás con ellas, cuando sales de fiesta, cuando estás en la biblio, por el Tuenti, por el Facebook, por teléfono... pero el whatsapp está para lo que está. Otra cosa es que no te vas a pasar 24 horas del día guarreando y le tengas que dar otros usos, como por ejemplo, hablar con tu madre sobre lo que cenaste ayer.

De todas formas, yo hay una cosa que hago muy mal, y es que no tengo carpeta de fotos guarras del whatsapp. Yo tengo carpeta de fotos del whatsapp y ahí se mezcla de todo. Puedes encontrarte desde mi amiga probándose un vestido para la boda de su prima segunda, pasando por mi perro, fotos gilipollescas de estas que son una flor y una frase bonita, fotos de tus amigas viajeras que quieren compartir contigo lo bonito que es el sitio al que han ido, fotos de comida, porque Instagram no es suficiente, y, por supuesto, penes. Y tetas, claro. Porque las que tú envías, también se guardan. 


Esta dejadez mía un día me va a dar un susto y yo lo sé. Porque a mí una cosa que me sorprende mucho son esas madres que te enseñan fotos de lo que sea con toda la tranquilidad del mundo pasando fotos para atrás y para adelante, y tú sabes que nunca podrás hacer eso, porque después de las fotos de tu nuevo sobrino vendrán las fotos de tu nuevo amigo del whatsapp.

Así que nunca me pidáis mi teléfono móvil para "ver no sé qué" porque jamás os lo dejaré, a no ser que seáis mis amiguitas y querráis que cotilleemos sobre las fotos guarras que tenemos cada una. Que eso también es de ser muy guarra. 

miércoles, 19 de marzo de 2014

La carpeta de fotos guarras del Whatsapp

Por Isabel, heteromoñas


Carpetas de click. Carpetas de velcro. Carpetas de anillas. Clasificadores. Carpetas de gomas desgastadas, y probablemente rotas, que tuviste que volver a enganchar de mala manera para que no se perdiera el recorte de aquel diario donde salía tu actriz favorita.


Pero como no sólo de fenómenos fans vivimos: adiós revista en papel, hola ordenadores y móviles con antiguas, nuevas y variadas amistades y, sobre todo, conexión a internet. ¿Tienes un follamig@, un novi@ en la distancia o una “amiga especial” que quieres poner cachonda como una perra?


Antes con la webcam, ahora con cualquier móvil que se precie, puedes llevar a cabo esa pasión oculta por la auto-fotografía en toda pose y acción juguetona, con cualquier atuendo picante o, directamente, en bolas.
Por qué, ¿para qué quieres que vean tu rostro, si ya te conocen y te han visto? Hay que recordar el muestrario de tocamientos sexuales, culo de buen ver, y mejor apretar, y tetas como carretas, porque lo que se pretende es disfrutar de tu cuerpo y el suyo mientras seguís la relación a distancia, o si la tienes cerca, para caldear el previo antes de verla.

Esa carpeta es lo que vas a tener más a mano, nunca mejor dicho, ya que será su y tu resort de placer particular de tocamientos a altas horas de la madrugada. Y a todas horas, que somos un@s viciosill@s.
Puede que leas estas líneas y digas que tú eres un alma cándida, que no sabe de lo que hablo. Vamos a dar el beneficio de la duda, pero no me creo que no te haya llegado ningún mensaje, nota de voz, foto o todo el pack, sospechoso de creer cuanto menos que se han debido “equivocar”.


Porque es lo único en lo que debemos tener cuidado amig@s, los grupos de whatsap que haces a mansalva y ahora es cuando toso fuertemente, que ya sabemos que todo lo que tienen de bueno estas cosas, también las tienen de peligrosas. 

Sea por las prisas, por no fijarse, por apretar el botón incorrecto, porque has hablado la última vez con el/la amig@ del colegio de toda la vida en vez de con “Ella” (sea quien sea).

Y como siempre tus gráciles, pero torpes, dedos van más deprisa que lo que va el raciocinio, y cuando quieres darte cuenta del error es demasiado tarde. Momento en el que esperas que nadie pregunte demasiado, dices que te lo han mandado y ha habido un error en el envío (o ambas cosas, como si no fuera cosa tuya), o te enorgulleces de tu cuerpo, que para eso es tuyo.


En el último de los casos ya pasaríamos a que a alguien de estos grupos también les gustes y te pidan alguna sesión privada de sexo ocasional, pero ese es otro tema.

martes, 18 de marzo de 2014

La carpeta de fotos guarras del Whatsapp

Por Aday Machín, heterocerdo


El aquí firmante usa WhatsApp hace tan solo dos meses, desde el 6 de enero, cuando los Reyes Mágicos hicieron aparecer en mi casa un bonito smartphone. Así que, además de afirmar tranquilamente que ya no necesito mi inteligencia, si es que la tenía, pues ahora mi móvil ya es inteligente por mí y sólo necesito tenerlo siempre en mano para consultar lo que haga falta, no soy el más indicado para hablar de temas que tengan que ver con WhatsApp. El caso es que, como el topic de hoy contiene la palabra "guarras" e implica fotos  y vídeos- cerdas, eso me convierte automáticamente en apto para escribir sobre ello.


Un día estás en casa, relajadamente, entras en The Pirate Bay porque quieres ver una buena película que no tienes a mano y decides descargarla. Lo haces, pero, vaya, calculas que, ¡demonios!, la película dura menos de dos horas, y no te va a entrar sueño hasta dentro de tres como mínimo. ¿Qué hacemos? Bueno... ya que estamos en The Pirate Bay, vamos a hacer un par de búsquedas más, a ver qué sale. Así, totalmente al azar, escribes en el buscador pirata cosas como "Lexi Belle", "Asa Akira", "Jessie Andrews" o "Bonnie Rotten". 

De repente, casi sin saber cómo, tienes tu escritorio lleno de vídeos porno. Coño, pues habrá que verlos ya, que se les van las vitaminas. Y, claro, al cabo de un rato tienes el rabo como una soga de barco. Ahora mismo tu novia no está ahí y, además, como es una persona mucho más responsable y ocupada que tú, si no está en la cama, está preparándose para ello. Pero, ¿por qué no?, tú la quieres hacer partícipe de tus vivencias, porque la quieres, no por otra cosa. Así que coges tu smartphone nuevecito, tomas una foto con su flamante cámara y... la desechas.

Porque, con el trajín, se te ha bajado un poco. Vuelves a poner el play, Bonnie Rotten hace un squirt brutal, mientras, enloquecida, mete un pie en la boca del maromo -puede incluso que con zapato puesto- y tú vuelves a tener el rabo como el cuello de un cantaor flamenco. Es el momento. Foto, ahora. Ya. En contrapicado, para que tu polla luzca más poderosa, rampante. Esta sí. Opciones: compartir, WhatsApp... 

Y así, mágicamente, gracias a la maravillosa tecnología, Lexi Belle te la pone dura, Bonnie Rotten termina de ponértela reventona, te sacas una foto y la recibe tu novia. Ella, en su cama a punto de dormir, la mira y piensa: ¿y qué hago yo con esto ahora?


Tu  novia, como ya hemos dicho, es una persona seria,responsable, ocupada... Pero tiene coño, claro. Y las que lo tienen saben que eso a veces pica. Total, que llega de su trabajo, cena ligerito, descansa un poco viendo la tele y, de repente... ups, ¿qué es eso ahí abajo? Bueno, habrá que descrubrirlo. Ya saben: descubrir sin destruir, amigos. Entonces, lógico, empieza a tocarse suavecito, va aumentando el ritmo y, tras un rato así, aunque las manos le resbalen, necesita compartir tan bonitomomento contigo, que puede, sólo puede, que estés, a su vez, teniendo una cita con Asa Akira. Así que, ya sabemos, fotito. A ella siempre le quedan bien, así que no hace falta una segunda toma. Opciones: compartir, WhatsApp... y, en unos segundos, te suena el móvil, lo miras, abres el mensaje y... PUM, polla rampante. Creando así un bucle de fotos cerdas que son casi, CASI, tan morbosas como follar. Así es la #vidamoderna.

Desde el día de Reyes, ahora que, como insistimos, ya tienes un teléfono inteligente y no necesitas serlo tú, te va el rollito ese de estar en grupos molones de WhatsApp y tal. Eso provoca que, una tarde cualquiera, estés tan ricamente en casa, viendo Salva... leyendo a Shakespeare, perdón; te suene el sonidito que indica que tienes un WhatsApp -no, no tengo el silbidito- y, cuando mires, resulte ser un nuevo mensajito de tu grupo guay. Lo abras casi ilusionado y, joder, resulta que es un vídeo cerdo. Qué guapo. Ahora se comparten así. Lo miras, por ver qué tal, porque tampoco te apetece a ti ahora ponerte a ver porno... ¡JODER! ¡¿QUÉ ESTOY VIENDO?! El tío iba a correrse y, ¡HOSTIA PUTA!, la tía, con una técnica que sólo puedo definir como acojonante, le golpea las pelotas para sacarle la crema. Pero perfecto, ¿eh? Un golpe, un chorrazo. Si no fuera por el dolor, me hubiese puesto muy cachondo.

Otra tarde muerta, disfrutando, casi dialogando con William Shakespeare, tu móvil vuelve a sonar. Tus amigos, que son unos cachondos, te ponen otro vídeo guarro. No sé, como si pensaran que eso me gusta. En fin, da igual, tú lo miras. Ves a una tía a cuatro patas. Está desnuda, enseñando su cuerpazo en todo su esplendor. Tampoco nada especial, nada que no se pueda ver simplemente entrando en Internet. Hasta que... ¡¡¿¿EH??!! ¡¡¿¿QUÉ HA HECHO LA TÍA??!! ¡¡LA MUY CERDA ACABA DE SACARSE UNA PELOTA DEL CULO!! Pero, vamos, forzando el mismo culo, sin sus manos... ¡¡HOSTIA, Y OTRA!! Y, por resumir, así hasta siete. Claro, así la chica, al final del vídeo, acaba con el ojete como uno de esos toboganes cerrados de los parques acuáticos.


Goddam. Todo esto y más me estaba perdiendo por no querer cambiar mi Nokia de toda la vida. Joven tozudo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Aday Machín


Obseso de la cultura popular. Estrangulador de indies. Fetichista e iconoclasta. Me gustan el fútbol, el vino y las mujeres. Lloré mil veces con Bambi, y lloraría otras mil. Soy más de culos que de tetas.

jueves, 13 de marzo de 2014

Operación bikini

Por Flanny, el maricón



Para hablar de la operación bikini hemos de centrarnos, primero en el concepto estético fundamental de la "belleza objetiva" que se remonta, dependiendo de estudios, a la antigua Grecia, cuando se descubrió la proporción áurea y con la que se definía la belleza en proporción con respecto a la cabeza. 

Que digo yo que ligar en la Antigua Grecia tendría que ser un coñazo, midiendo la cabeza, contando si llegaban a la proporción. Vaya, que más que un flirteo parecía una clase de matemáticas. Y me gustaría verles contemplar el cuadro de "Las 3 Gracias". A más de un griego le daba un ataque epiléptico con tanta lorza. O ahora en la actualidad, con las modelos-bicho-palo que chupan una aceituna un rato y están llenas para tres meses. 

Vamos, que en lugar de hablar de este rollo tan wikipédico, mejor voy a plantearlo con dos frasecitas: 

A todo el mundo nos gusta estar bueno. Y siempre hay un roto para un descosido.

Estos dos conceptos que, en principio son incompatibles, son el resumen de la "operación bikini" para mí.

Vamos a ver, que me explico: contrario a lo que debería ser, cada uno se pone bueno para gustar a los demás. Y, como hay gustos para todos, pues lo de "estar bueno" depende muy mucho de los ojos de los que miren

Desde que estoy en Twitter, he visto cómo -y hablo a título personal y por lo que he cotilleado y me han contado-, ponga una foto con 20 kilos más, con 20 kilos menos, con barba, sin barba, con gafas horteras o sunglasses super fashion,… Siempre hay alguien que me dice guapo. O cosas mucho más fuertes. 


Reacciones que a mí me sorprenden, puesto que yo no estoy haciendo nada por gustarle a nadie. Realmente me siento ahora más o menos a gustito conmigo mismo y comiendo lo que me apetece. Pero refuerza un poco lo que estoy diciendo: nadie tiene el mismo tipo. 

La única excepción a esta norma es la de las tetas para los heteros: A los procreadores les gustan las tetas. Y cuanto más grandes, mejor. Tetas. Tetas. Tetas. Y ya. Vaya, preguntad a un heterosexual si prefiere una mujer con el cuerpo de Bar Rafaelli y las tetas de Keira Knightley o viceversa y veréis qué os contestan. Que La Keira tetuda. Ya os lo adelanto. Y eso dice mucho de lo que les gustan las tetas.

Por eso no entiendo la obsesión de algunos con ese rollo de estar "totalmente musculados y perfeccionados" todo el año. Sí, vaya, esa gente que aprovecha que está cagando para hacer mancuernas y mientras cocina se pone los steps para no perder tiempo. ¡No hace falta! 


Al final, con todas las filias que hay en este planeta (pondría un link aquí de una cosita que escribí hace como mil años, pero no sé si me dejará la jefa), siempre va a haber alguien a quien le gusten. 


**Nota al pie: hay gente a la que le gusta la gente que no se ducha. Si hay un amor para los usuarios del metro, HAY AMOR PARA TODOS**

Es por eso que mi operación bikini se está basando en tres pilares fundamentales: pereza, gula y cerveza. Abdominales no sé si tendré, pero se me están poniendo unas tetas que voy a ser la envidia de las que hagan topless en la playa.



martes, 11 de marzo de 2014

Operación bikini

Por Perradesatan, hetera y entera


La operación bikini creo que no existe, o si existe, yo no la he visto nunca. Pero nunca, nunca, nunca. Y dudo mucho que la vaya a ver yo mientras viva. 

Que hay mucha gente en esta vida que no tiene nada mejor que hacer que decirse "hala guapa, de enero a agosto no vas a saber lo que es echarte un sobre de azúcar en el café" y si fuera solo eso... todavía. Pero mira, cada uno en la vida tiene sus prioridades, y no puedo negar que no me de envidia esa gente que en marzo coge y se pone a comer lechuga y el 1 de julio pesa 10 kilos menos, pero chica, yo no nací para quitarme de comer.


Si Dios nos dio McDonalds, por algo sería. Y todos sabemos que el bikini es un invento del diablo, así que yo me acojo a mi moral católica, apostólica y romana y digo no a las dietas, que hay muchos niños muriéndose de hambre en África.

Y encima yo creo que la operación bikini es la peor de todas las dietas. Y si no es la peor, miradme a los ojos y decirme que no es la más frustrante. Porque si tú coges en octubre, por ejemplo, y dices "me pongo a dieta", y vas tú a tu Naturhouse y te tomas tus píldoras y te das tus palizas en el gimnasio y de repente llega Navidad y dices "hasta aquí hemos llegado" y te comes dos tabletas de turrón blando de un tirón, pues chica, ¡alegría pa tu cuerpo! y que te quiten lo bailao. Pero tú te pones en marzo y te dices "se acabó lo que se daba, a quitarme estas lorcillas" y un domingo de mayo estás hasta tu coño moreno y decides pedirte una pizza familiar y te la comes tú sola de una atacada... ¿qué pasa entonces? 


Pues pasa que la bajona que te entra es tan grande que acabas cancelando tus vacaciones porque en vez de una talla 38 de bikini, este verano vas a tener que comprarte una 40 y, vamos, ¿dónde se ha visto eso? Adiós crucero en el Caribe, hola casa rural en la montaña más alta de Los Pirineos, no sin antes haberte asegurado de que no haya un lago a 50 kilómetros a la redonda no siendo que a tu pareja, familiares o amigos les dé por decir "vamos a darnos un baño" y entonces tengas que volver a poner una excusa para no enseñarle tu fracaso al resto del mundo.

Decidme vosotros a mí si no es una vergüenza que una no pueda disfrutar de sus vacaciones sin tener que sentirse culpable por no haber comprado esos carísimos cereales de Special K que en quince días te iban a dejar como Doña Letizia Ortiz. 

Pues se acabó. En mi mundo de piruleta de la calle de la golosina no existe la operación bikini, y por eso somos todos tan felices (y sudamos tanto en verano).


lunes, 10 de marzo de 2014

Operación bikini

Por Isabel, lesbomoñas


Sí, sí. Operación bikini. Verano. Cuando empieza el calor los chicos se enamoran, de la brisa y el solAunque como toda hija de vecina -la Universidad de Cuerpos Esculturales tiene en alta estima que se diga “la del tercero” o “la del quinto” que, por lo visto, están de mejor ver-, debería tener mis preocupaciones, pero realmente le presto la atención que se merece, es decir: la justa y necesaria.

Pero claro, yo entiendo que el resto de los mortales, vosotros, vosotras y las tortugas, andéis preocupados por tal evento. Nos hemos plantado en marzo (mira, como las fallas… aunque este es un chiste autóctono), empieza a hacer buen tiempo y nos vamos quitando las capas, cual supermánenes y batwomans, que hemos ido acumulando en este tiempo invernal. Y con los años, que dicen que pasan factura, me he ido dando cuenta que una vez empieza la estación de la alteración hormonal, con las mariposillas revoloteando en tu interior y en el exterior (para los alérgicos no creo que sea una de sus estaciones favoritas del año), es un no parar.


Si no empezaste la típica operación “me sobran unos kilos” post-navidad, ahora es tu momento amiga, no pierdas la esperanza (momento teletienda), todo el mundo, aunque no lo parezca, está igual que tú. Este es el instante/mes preciso para evolucionar, como los digimons y los pokémons, porque debajo de los jerseys se esconderán las camisetas (de manga larga primero y corta después), que se convertirán en tirantes, punto de no retorno que te indicará la llegada del indiscutible verano.

Cuanta más población hay quitándose la ropa más calor hace, o a la inversa, y claro, la Universidad de Cuerpos Esculturales te dice: ¿cómo vas a salir tú a ligarte a esa vecina (del tercero o quinto) con esas pintas?


Te habías negado a ir al gimnasio en enero porque la fauna que habita dicha morada, y exagerando un poquito, debe tener un pase VIP de por vida y hasta la persona más normal tiene músculos donde tú tienes chicha (por no decir michelines). Pero ahora te ves arrastrada por la cinta hasta la sala de musculación, dejándote el alma y sintiendo agujetas donde nunca te hubieras imaginado, mientras te planteas hasta qué punto un vestuario lleno de mujeres en pelota picada (que puede motivar mucho) compensa meterte la pechada tres meses para luego, en la mayoría de casos, perderlo todo en septiembre-octubre a lo sumo.
En mi caso me gusta el deporte, pero soy un poco perezosa, así que de agarrarme como un clavo ardiendo a esta opción, lo primero que debería que hacer es ser constante, disciplinada, dando igual el día y el mes, y tener un objetivo a corto-largo plazo.

Si tu fuerza de voluntad es mayor que la mía entonces sabrás que no sólo de ejercicio vive el homo sapiens, por lo que necesitarás este paso para ir moldeando las caderas. ¿Has conseguido reducir los carbohidratos, quitar los dulces -ser boller fina nunca engorda- y subsistir a base de verduras y pechugas (de pollo, no las de la parienta) a la plancha? Cuanto te admiro sin conocerte y cuanto autocontrol para no sustituir el café por un refresco, o ir de picoteo mientras tomas unas cañas. Pero ahí no está el verdadero peligro.


Tu mayor enemigo si has sorteado estos baches, y si es que te gustan, son los helados y los granizados. Esos hipercalóricos postres y bebidas, con su variedad de sabores y tamaños, se confabularán con el clima.
Cuando pongas un pie en la calle hará un calor que derretiría el mismísimo infierno y estas tentaciones te estarán seduciendo (un día, y otro, y otro), para que pierdas la escultural figura.


¿No puedes contenerte? Siempre puedes decir que sigues el mantra de una alimentación equilibrada y que, por un día, no pasa nada, pero ahí seguirán, persiguiéndote, porque son un invento del demonio. Muahahaha (risa malvada). ¿Qué se le va a hacer si yo no sigo la dieta Mediterránea?, porque llegados a este punto, y si te encantan estas tentaciones tanto como a mí, entonces estaremos en la tesitura de, cuando llegue la operación bikini, sacar el ego y lucir palmito.

Y a una mala de la típica pregunta, ajena y cotilla, tal que: no sé cómo lo haces para presentarte tan digna el primer día de playa, he aquí la respuesta para l@s que pecan tanto del dulce como yo:

Sigo la “dieta del sexing” (o del cucurucho de toda la vida y así hacemos la coña), quemo más calorías que tú haciendo ejercicio y las comidas son mucho más placenteras.


sábado, 1 de marzo de 2014

Isabel


Nací en el 84. Soy una diosa egipcia en mis ratos libres. El resto del tiempo me convierto en una optimista historiadora del arte, soñadora compulsiva y friki por excelencia, que se vuelca en lo que más le gusta: escribir.