jueves, 1 de mayo de 2014

Mentir para ligar

Por Isabel, lesbomoñas


Mentir es, como dice el principio del estribillo de la canción de Los Zigarros: hablar, hablar, hablar para no decir nada. 


Hay gente que se dedica a mentir por oficio, por supervivencia o porque la primera mentira llevó a otra, y ésta a otra, y ésta a otra, y ahora la bola es tan grande e imparable como una avalancha de nieve. La bonita y recurrente metáfora me lleva a pensar que tod@s conocemos a alguien que nos ha mentido, como los padres con lo de los Reyes Magos sin ir más lejos.

Por lo general suelen decir que es una mentira piadosa por no romper la magia de la navidad, que siempre parece que queda mejor decir esto y no parece tan grave, en un principio, ¿pero no es contradictorio, sobre todo para un/a niñ@ cuando te dicen que siempre digas la verdad y que si no te crecerá la nariz? 


Es que me traumaticé mucho de pequeña cuando me llevaron a ver Pinocho (esto da para muchas lecturas Freudianas, lo sé), y personalmente se nota a la legua cuando estoy tergiversando la verdad. Pero bueno, quizá tampoco te parezca tan grave, y vas creciendo, ¿madurando?, y mintiendo. Porque tus amistades ligan, tu perro liga y la última peli que viste el protagonista tenía una doble vida llena de mentiras, así que no vas a ser menos.

Aunque claro, tú, que vas intentando picotear, cual pajarillo, primero no te comes una rosca y luego, el día que consigues algo meridianamente serio, como digas que vas a comprar tabaco y vuelves te montan un pollo, no se creen nada y te dejan plantad@ cual palmera en mitad del desierto. Esta exageración se debe a que, esta semana, nos han pedido que hablemos sobre el maravilloso arte de mentir para ligar. Porque para que te salga bien la jugada pienso que hay que tener tres cosas: una gracia especial, internet, esa ubicación llena de mentiras por excelencia, y una víctima inocente.


Lo primero le viene a la persona en cuestión de serie, como en los coches el abs o la radio con mp3, lo segundo y lo tercero -puede que de lo último a estas alturas personalmente me quede poco- es porque puedo aseguraros que, en una ocasión, me la metieron doblada (en sentido figurado).

Y ahora es cuando os cuento un caso concreto, de eso típico que pasa, como a tanta otra gente, cuando quieres entablar relación hasta con el apuntador vía chat/mail/foro: una, muy joven, tú, conoce a una teórica “ella” casi perfecta, tanto en medidas como en forma de ser hasta que se entera que resulta ser un él.


Decepción y chafón. Pero oigan, la trola de mi vida.

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