miércoles, 5 de febrero de 2014

Homosexualidad reversible

Por Perradesatan, hetera y entera


Yo no sé si será la crisis, que propicia que se lleguen a ideas extremas y posturas en las que solo vale lo blanco o lo negro, o es que realmente hay una gran parte de la humanidad que es gilipollas, pero esta nueva oleada de "a los maricones hay que hacerlos unos hombres como Dios manda" me está tocando bastante los cojones. Nótese que nombro solamente a los maricones porque digo yo que, según está el ambiente, como para hablar de lesbianas. Eso sí que es una aberración. 

Primeramente, ni entiendo ni entenderé nunca por qué los políticos tienen que tomar decisiones que afecten a la vida íntima de una persona. No debería ser un asunto de Estado que yo me acueste con Fulanito, que crea en este Dios o en aquel otro, o que no quiera tener hijos, aunque a lo mejor es que yo salí demasiado moderna.

Pero lo que me saca de quicio completamente es que se le intenten buscar cinco pies a la homosexualidad (y a otras muchas cosas, pero ya que esta semana nos tocó hablar de homosexualidad, reduzco mi discurso a esto) y tengamos que aguantar, y, mucho peor, respetar, opiniones de gente que busca las excusas más idiotas y se hace eco de la ciencia más barata para justificar que el hombre solo puede estar con la mujer y viceversa.


Aunque siempre he leído los artículos y declaraciones homófobos con mucha rabia, últimamente me están afectando a un nivel más profundo. Porque les intento encontrar el sentido que no tienen. Intento encontrar qué tipo de motivaciones pueden llevar a una persona a decir cosas como que los homosexuales están corrompidos o que la homosexualidad es una enfermedad que puede ser curada. Qué quieren conseguir con eso, y por qué hacen daño tan directamente a personas que no han hecho nada. Atacar a un homosexual por acostarse con una persona de su mismo sexo me parece igual de peligroso que colgarle a una mujer un bruka solo por el hecho de ser mujer. Solo es un abuso de poder. Y un poder de mierda, por cierto.

A veces intento meterme en la situación y pienso cómo me sentiría yo si de repente todo el mundo dijera que ya no se puede ser heterosexual nunca más, cómo afectaría eso a mi personalidad, a mi día a día, y sobre todo a mi estabilidad emocional. Y me da miedo, sinceramente, miedo es el primer sentimiento que se me pasa por la cabeza. 

Como miedo me dan los extremismos a los que se están llegando hoy en día, y la de personas que, después de años teniéndose que callar la boca porque "eran otros tiempos de más libertades", ahora hablan, dicen una burrada como un camión, y le salen hasta aplaudidores.

Y por mucho que lo intente, y me meta en la piel de ambos bandos, no soy capaz de encontrarle una explicación, ni racional, ni moral ni a ningún nivel. ¿A dónde se quiere llegar condenando a un sector de la población? ¿Qué quieren sacar ellos con todo esto?

2 comentarios:

  1. Creo que lo peor debe de ser para aquéllas personas que aún no han descubierto su identidad sexual. Luego pasa lo que pasa, homosexuales que se casan con heterosexuales y hacen una familia y viven una vida que no es la suya...
    Estoy de acuerdo con tu artículo.

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  2. Ese miedo lo viví yo en un colegio católico y me costó 14 años aceptar lo que desde los 4 sabía: que me molan los tíos. Es difícil (y muy duro) aceptarte cuando te están diciendo por todas partes que lo tuyo es "antinatural" y "un pecado". Yo, mientras no sea delito, no me vuelvo a preocupar.

    Es interesante que tu punto de vista sea ese, precisamente. Me parece muy interesante sin segundas, la verdad. Yo he vivido con ello y no sé cómo es no tenerlo.

    Chapeau, vaya.

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