martes, 25 de marzo de 2014

Parejas y porno

Por Aday Machín, heterocerdo


Como sigan encargándome escribir sobre guarradas, me voy a ganar una fama que no merezco. A mí me gustaría escribir hoy, por ejemplo, sobre la llegada de la primavera. Hacer uno de esos reportajes dignos de Informativos Telecinco, hablando sobre alergias, con declaraciones de gente al azar diciendo “sí, sí, en esta época las alergias son muy malas”, y cosas así. Pero no, recibo en el mail un encargo que dice “Parejas y porno, ¿compatibles o excluyentes?”. Pues nada, habrá que decir un par de cosas sobre ello. 


Desde que Internet es Internet, esa “ventana” de la que hablan los listos, el porno se ha extendido una barbaridad. Lo que antes era cosa de sórdidos cines X a los que solo gente como Robert De Niro en “Taxi Driver” se atrevía a ir, de apartados oscuros y casi siniestros en videoclubs y de los viernes en el Plus, se convirtió en algo popular.

Yo, que como bien dice mi biografía, soy un obseso de la cultura popular, necesito saber de ello.  Es necesidad, de verdad, no es por vicio. El “a2m”, el “cumswap”, el “creampie” , las “dp”, los “F-M-F” o “M-F-M”, por ejemplo, son cosas que aprende uno a base de horas de visionados de porno.  Cuando, como yo, se es obseso de la cultura popular, no te vale con abrir RedTube y empezar a buscar al azar un vídeo que te ponga burrote y aliviar tensiones. Necesitas saber cosas y aprenderte nombres. Hasta el punto de hablar de porno como si fueras Antoni Daimiel hablando de baloncesto. ¿Saben esas señoras que van a ver “Sálvame” y le hablan a Jorge Javier Vázquez como si le conocieran de toda la vida? Porque, claro, lo tienen durante horas todas las tardes en su casa, y es como de la familia. Pues bien, si yo viera a Sasha Grey o Asa Akira por la calle, les hablaría como las señoras al bueno de J.J.


Dicho esto, hay que añadir que –lo siento, chicas- tengo novia desde hace casi cuatro años. Cabe pensar que, cuando uno se echa novia, olvida en gran parte eso de las pajas. Pero qué demonios. Mis manos y yo siempre nos hemos llevado de lujo, y no vamos a dejarlo ahora.  De hecho, el ser experto en porno y, a la vez, no ser un rarito gordo, con el pelo grasiento y la cara llena de granos, sino tener una novia estupenda y activa sexualmente, te abre un mundo de posibilidades. 

Porque después, claro, de la fase inicial en la que uno no se despega del otro, tú empiezas a mostrarle tus credenciales de experto en el noble arte de la pornografía.

Empiezas a enseñarle vídeos de esa bestia escénica llamada Sasha Grey. Una mujer ya retirada de la vida del porno, pero que entendía como nadie nunca ha entendido el negocio del porno y lo mostraba en cada escena que protagonizaba. Oiga, uno aprende cosas viéndola –y no solo sobre porno o sexo- y se lo pasa genial. Si, de paso, tu novia se fija en ella y le da por emularla , pues qué coño, eso que te llevas. Emularla de puertas para dentro, contigo, quiero decir. No digo que tu novia vaya, de repente, a follarse a diez tíos a la vez y tragarse todas sus corridas.

Claro que el asunto también tiene sus riesgos. Porque ella puede, en un momento dado, ponerse digna y decirte que esto de ver porno está bien, pero que vale ya, que necesitamos más one to one –esto no es una práctica del porno- y que las cosas y cuerpos que se ven ahí no son, digamos, del todo reales. O bien, incluso, puede empezar a comparar. Comparaciones contigo de protagonista, y en las que puedes no salir muy bien parado. Que si esta postura a ti no te sale tan bien, que si qué cosa tan enorme, a ti te faltan unos pocos centímetros… o que tú no eres James Deen, así, en general. Y, claro, tú empiezas a plantearte a volver a llevar el porno a tus horas más íntimas, a tus momentos testiculares.


Son riesgos que tienes que correr, sin duda alguna. Porque el gustazo de ver a Jenna Haze comiéndose la polla de un negro mientras tu novia y tú os sobeteáis, merece siempre, invariablemente, la pena.


En el sexo, tan o más importante que la experiencia y la técnica, es la actitud. El decirle a tu novia lo que ha de hacer mientras te está haciendo una mamada, el marcar los tempos del acto, cambiar de postura en el momento adecuado, la concentración para no dejarte ir… También la conciencia de follador. Como la conciencia de escenario –por eso Sasha Grey es la mejor de todos los tiempos, la Barbra del porno-. Todo esto puedes aprenderlo y desarrollarlo bajándote vídeos de Brazzers, Elegant Angel, BangBros, o el que más te guste.  O todos a la vez.

Por tanto, si la pregunta es “parejas y porno, ¿compatibles o excluyentes?”, mi respuesta, bien alta y cristalina, es COMPATIBLES. Compatibles porque aprendes, porque te ayuda y te entretiene, y compatibles porque es el complemento perfecto, aunque lógicamente no el único, para desarrollar una vida sexual plena y colmada de alegrías.

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