lunes, 14 de abril de 2014

La amistad

Por Flanny, el maricón



Esta semana el tema es "la Amistad". Pero como mi sección es mía y me la folló cuando quiero, he decidido que voy a hablar de la amistad, pero desde un punto de vista sexual. Si es que no sé cómo lo hago, pero al final siempre voy a lo mismo. Os cuento.

Hace un tiempo, un amigo (bisexual, y esto es importante), me preguntó:

-Oye, ¿tú no tienes ningún amigo que sea heterosexual?

Me quedé pensando un rato y le contesté: "Claro que sí, hombre. Casi todas mis amigas son hetero. Alguna lesbiana hay, y unas pocas bisexuales. Pero la mayoría son heteros".

- No, no. Me refiero a amigos. Masculinos.
- ...

Y, claro, me dio por pensar. Porque, ¿qué respondo? Sí, alguno tengo por ahí. Conocidos, compañeros, coleguillas. Pero, ¿amigos? Bueno, dejando a un lado lo de "los verdaderos amigos se pueden contar con los dedos de una mano... y sobran dedos" y también la perversión de la palabra "amistad" que ha proporcionado el Facebook (ya, si eso, otro día me meto en eso)... Sí, tengo alguno... Pero siempre tienen o han tenido un pero. Principalmente, que me encoño (¿debería decir empollo?) de ellos.

La verdad es que sólo hablo por mi experiencia. Que, ahora que lo pienso, suena un poco egoísta. Pero bueno, para eso soy el que escribe aquí. Quien quiera diferir de mi opinión, que lo haga en los comentarios o que se abra su blog propio, que es gratis.

En fin, que desde que tengo uso de razón gay -que no, no es la misma que la razón-razón, que esa no la creo que la haya conseguido aún-, siempre que conozco a un hetero, acabo perdidamente encoñado de él (tendré que acostumbrarme a decir empollado, porque enamorado ni de coña). Y, casualmente, coincide con cuando estoy más salido que nunca.

Me pasó ya en el colegio, en esa época en la que sabes que lo eres, pero no quieres reconocer ni a ti mismo que eres gay (cuesta, mucho, creedme). Ahí estaba... le llamaremos Francisco. Fran. Sí, me gusta. El caso es que ahí estaba. Hablábamos como dos "amigasquinceañeras" (siempre de la chica que le gustaba en ese momento), compartíamos horas y horas de compañía mutua, nos lo contábamos todo,... Hasta que consiguió a la chica (bueno, las consiguió a todas, que uno no se empolla de cualquiera, qué os creéis) y empezaron los celos.


Conseguí un par de besos, un calentón importante y... poco más.

Luego llegó la Universidad. Con ella, nuevos amigos, nuevos empolles, viejos empolles que cobraron fuerza, una historia demasiado triste para contarla ahora mismo, que siempre se me caen las lágrimas… Y esto es para pasar el rato, no para deprimirse, qué narices... 

Luego otro medio-enamoramiento (y, por tanto, medio-empollamiento) de alguien que creí que era gay, que luego no lo era y que ahora me llegan rumores de que puede serlo (un lío, ¿verdad?). Y durante todo ese tiempo, además... Berto (por ejemplo, por llamarlo de una manera).

Se convirtió en mi mejor amigo y fuimos inseparables durante los cinco años que duró la carrera. Luego se acabó la carrera, mantuvimos el contacto un tiempo... y se acabó. A broncas, como los novios. Y es que nuestra relación fue bastante matrimonial. Supongo que me lo busqué, porque iba detrás de él como una novia enfermiza. Y así me fue.


Así que decidí no volver a tener amigos heteros. O si los tenía, que fueran feos. O que no me gustaran nada. Y, hasta el momento, me había ido bien.

Lo único que me he permitido es tener amigos heteros que, o bien estén casados (aunque sean monísimos y estupendos y bastante sexies, y en el fondo me pongan como una perra en celo), o bien sean amigos de amigas. 

Así no me meto mucho en la relación y, aunque normalmente me pongan bastante (tendríais que ver a los maridos y los amigos de mis amigas, que están buenos pero un rato largo), como no tengo relación más allá de cuando nos juntamos en casa de la amiga común, todo va bien.

Total, que creía que me había curado de esto. Pero hace poco conocí a otro hetero. Lo llamaremos Diego, esta vez. Diego es un encanto. Me lo paso bomba con él. Me río, se ríe conmigo, viene a visitarme al curro, hablamos por el messenger... Si hasta incluso ha venido a mi casa "a hacerme una visita" en más de una ocasión.. Y se ha quedado a dormir. "Podemos dormir en la misma cama, no hace falta que me pongas las sábanas en la habitación de invitados". "Mira, casi mejor que sí, Diego, casi mejor que sí". 

En fin... que me estoy empezando a sentir (bueno, lo siento desde hace tiempo ya, para qué mentir) un poco empollado. Y no mola. No mola porque, además, con este chico me pasa algo raro y es que creo que entiende por momentos. Vale que mi gaydar (el radar-gay con el que todo homosexual nace, en teoría) está más pirado que HAL 9000, pero la verdad es que yo cada día le veo más punto.


Vamos, que sigo con el calentón, pero con éste ni siquiera he conseguido un beso en la mejilla (todo se andará). Para terminarlo de complicar, el chaval va y me dice que quiere cogerse una buena borrachera conmigo. Vamos, que me estoy perdiendo...

Y no quiero, porque, en teoría, es hetero. Tiene novia y tal. Aunque sale por sitios de ambiente "porque te lo pasas bomba", no pasa un día sin que hablemos por el messenger 3 veces mínimo (algo que no es muy normal) y me llama Jack "por ponerme un mote cariñoso". Normal, normal, no es. ¿No creéis?

Probablemente no pase nada. Y estoy en tratamiento para curarme de mi heterofilia. Me han admitido en un grupo de neoheteros (un concepto que espero poder desarrollar otro día) y estoy integrándome con facilidad. Y hablo de penes sin pensar en los suyos. Y esas cosas. 

Pero no puedo tener un amigo hetero. Al final, mi pene manda. @elpollndeFlanny es lo que tiene.


6 comentarios:

  1. Si no estuvieses tan loco, igual tendrías más amigos, y no sólo conocidillos del twitter que te tratan como un bufón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es maravilloso que escribas esto como un anónimo.

      Twitter me ha dado más amigos de los que me ha "proporcionado" el colegio, el instituto y la universidad juntos. Y en menor tiempo.

      Dar la cara, aunque no te lo creas, queridísimo anónimo, es lo que hace los amigos.

      En lo que respecta a que me traten como un bufón... ¿Has pensado que igual es una profesión que me gusta? No en vano, el bufón medieval era el único que podía decirle la verdad al Rey sin que éste lo asesinara...

      Cada uno tiene su lugar. El caso es encontrarse. #besis

      Eliminar
    2. Que te follen anónimo patético. A criticar a otra parte. Gran artículo Flanny, me siento algo identificado, y ahora en la uni totalmente como lo dices xD Besos guapo ;)

      Eliminar
  2. Holis, tengo que salir como "Anónimo" porque no tengo otra opción, pero soy la @estefaldina.
    Ay, querido Anónimo-anónimo número 1, en tuiter y en la vida todos somos bufones porque el mundo es sólo un teatro, que ya lo dijo Calderón. Interpretar tu papel y ejecutar tus bufonadas con dignidad -y a ser posible inteligencia y gracia- es la única opción. Y por cierto, esto es un espectáculo de varietés ¿qué esperabas?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¿Te puedo dar un premio y un besote, Estefal?

      Eliminar
    2. Sea. Unos white russian (el barman ha perdido el pulso para los cosmos) en el Círculo. Terraza, viendo pasar chulazos.

      @estefaldina

      Eliminar